viernes, 6 de enero de 2012

Muy Interesante


Creo recordar que junto a aquella tapia de la calle Dr Fourquet también hablamos de hacer "lecturas", de comentar o resumir textos que nos parecían importantes.

Creo recordar que hablamos de ello, y que no lo hemos hecho, como tantas otras cosas.

Y no será este el momento de empezar de verdad, de empezar en serio, porque el texto del que quería escribir, del que llevo un año diciendo que quiero escribir, no lo tengo a mano

Pero ¿por qué no traducirlo? Sería más útil. Sería un servicio a la comunidad, como esos que practica en su blog Paco Algarín. Bueno, pongamos que lo voy a traducir, que me voy a pasar todo este año prometiendo traducirlo. Sirva esto como anuncio, o como traíler.

El texto es... Bueno, no recuerdo ni el título, pero el texto es, sea el que sea, aquel en el que Biette expone las tres líneas de fuerza según las cuales se construye una película. Escribe él, más o menos, que una película suele tener una línea de fuerza mayor, otra que hace contrapeso (no, dudo que Biette diga contrapeso, pero es que me he levantado espeso) y una tercera de menor o ninguna importancia.

Y esas líneas son(redoble de tambores, puntos suspensivos... unos pocos más...): la línea formal, la narrativa (la del relato) y la dramática (digamos la presencia en el tiempo de los personajes).

Escribe Biette, o yo le hago escribir, que en una película gobierna una de esas fuerzas, pongamos que en Eisenstein y Godard es la formal, en Walsh (en cierto Walsh) es la narrativa, y en Pagnol, Renoir o Hawks (¿Hawks?) es la dramática.

Aquí Biette da ejemplos de cineastas, y de películas, y de excepciones en las carreras de los cineastas, ejemplos que yo ahora no recuerdo, y si bien es cierto que yo podría dar ejemplos de mi propia cosecha, para demostrar que de verdad he entendido el texto del que hablo, no lo voy a hacer, primero porque, como ya he dicho, me he levantado espeso, y segundo porque no es cuestión de liar más las cosas, mejor releerlo antes.

¿Sirven para algo estas categorías? Sirven para lo que sirven las categorías. Para pensar un poco, para perderse menos, para perderse con más sentido, mejor orientado. Sirven también para saber qué película estamos viendo y no pedirle lo que no es.Y para recordar que una película no se suele definir por serlo todo, sino por ser algo muy específico, y la ausencia de forma, o de relato, o de drama, no son necesariamente limitaciones de la película, tan solo indicios del territorio que es el suyo, y en el cual puede ser libre e ilimitada. (Estas categorías nos liberan frente a las teorías de la esencia del cine, frente a las dictaduras de la forma o del relato.)

Sirve para ver y sirve para hacer, para no olvidar al hacer cine que uno no está haciendo todo el cine, sino una película específica, que delimita su propio territorio, y que puede renunciar a la forma, o al relato , o al drama sin por ello echarse a perder, al contrario.

Aunque claro, luego está La regla del juego, luego están ciertas grandes películas que tires del hilo del que tires sale toda la película.

Y tampoco hay que olvidar que la línea de fuerza principal está acompañada de una segunda línea, cual horóscopo y ascendente. (Que alguien me lo explique, por favor.)

Pero no era aquí a donde yo quería ir a parar, no a las páginas del horóscopo, el tiempo y el juego de los siete errores. Yo lo que quería decir es que esta categoría es una herramienta, que puede ser útil o no servir para nada. Pero que ya puestos me parece más útil, en su tarea de orientarnos en la práctica, que la más famosa de Deleuze y sus contenedores.

(Aquí quizás habría que contar lo de Moullet, o hacer un trailer de su texto sobre el tema, aquello de que sus alumnos citaban mucho en los exámenes a un tal Deleuze, así que decidió leerlo, y se dio cuenta de que aquello era como los contenedores de basura, que estaba el contenedor del vidrio, o de los envases, es decir, la imagen-tiempo, y luego estaba el contenedor de todo lo demás, la imagen-movimiento. Creo. La verdad es que ya no estoy seguro de haberlo leído, yo, como cierta cineasta francesa, cito de oídas.)

Más útil en la práctica y quizás no sea casualidad que se le ocurriese todo esto a un cineasta, y no a un filósofo, ni siquiera a un crítico, o no a alguien que fuese principalmente un crítico. Digamos que es una teoría práctica. Una teoría para no perderse ante el desconcierto de la práctica y de la realidad. (¿Una teoría para que Biette se tranquilizase ante la evidencia de que sus películas no son tan sólo naturales y evidentes, sino también raras? Normales y raras.)

Y aunque esto ya está quedando muy largo para un trailer y muy errático para una verdadera nota de lectura, se me ocurre, en plan postdata, mencionar que, según Biette, cuando en una película domina una línea y otra va por debajo, esa segunda línea puede, durante un par de secuencias, tomar el poder, y quizás sea ese el momento clave de la película. El ejemplo era, en una película de relato como Silver River, de Raoul Walsh, la repentina ralentización dramática de la escena en la que Thomas Mitchell le hace su discurso a Errol Flynn.

Y...

Lo mejor será traducirlo. Este año lo hago. Sin falta. Se acabó el trailer.

1 comentario:

  1. Es la famosa regla de tres de Biette.

    Como buena regla de tres, un elemento se descuida y hay dos que priman, pero entre esos dos siempre hay uno que prima más.

    Y los elementos son proyecto formal, relato y dramaturgia ( linea dramática es un poco más confuso). La dramaturgia es (para él, porque los otros dos términos si que los toma del mismo modo que todo el mundo), dicho rápido y mal, la expresión del actor, la tensión del actor en el interior de un plano, junto a otros actores (como es lógico, esta puede aliarse con un proyecto formal o con un relato, pero no con los dos a la vez, y así hasta el infinito).

    Lo que mola es que aplica para ver si esto funciona su teoría a un cineasta que le apasiona (Walsh) y en otro texto a uno que no le gusta nada (Kubrik, con una introducción preciosa sobre por qué es útil –para uno, no para la humanidad– escribir sobre cine).

    Y sin ser una teoría se sacan cosas más divertidas y jugosas que con cualquier teórico. Más que una teoría es un juego crítico muy anclado en la realidad de las películas, de ahí su utilidad y fecundidad.

    Habría que traducir todo Biette en realidad...

    El texto de Moullet está en La lettre du cinéma.

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