lunes, 1 de mayo de 2017

el tiempo de la eficacia



Cuando Tom, el viejo Tom, muere bajo la mirada de todos, en brazos de Vienna, la mirada de ella, siguiendo el movimiento de la cabeza ya sin vida de él, descubre en el suelo su pistola y en un instante calcula la posibilidad de cogerla y aunque sea morir a tiros pero, antes siquiera de que llegue a tocarla, una bota, eficaz, aleja la pistola de una patada y al momento cinco hombres de negro agarran a Vienna para que no pueda escapar.
Aprovechando el revuelo que causa el intento de Vienna, Turkey, el hombre todavía niño que creía poder salvarse diciendo que ella era de los suyos, intenta a su vez escapar corriendo, aunque le cuesta casi hasta ponerse en pie. Echa a correr pero al momento, antes de que llegue siquiera a la puerta del saloon, antes de que podamos siquiera pensar que podría llegar a la puerta del saloon, otro hombre de negro con su bota eficaz corre tras él y de una zancadilla lo hace caer.
Cuando, mucho antes en la película, Johnny y Bart salieron a pegarse, una pelea a puñetazos de esas de las películas del oeste, la cámara apenas les acompañó un momento y enseguida volvió dentro, a Vienna y al Dancing Kid. Esta no es una película de puñetazos, es una película de zancadillas, de héroes que miden sus fuerzas y eligen a quién salvan, de balas perdidas, de disparos a quien no mira, de puñaladas en la espalda, de viejos que sujetan pistolas que apenas saben usar, de muchachos que mueren ahorcados, mata quien sabe matar, mata quien tiene la frialdad o el miedo suficiente para matar, es una violencia fría, eficaz, como esas botas que en su rapidez no dejan ningún lugar para la esperanza, como si ya no hubiese tiempo ni lugar para jugar a los pistoleros, ni por un instante, ni en la imaginación, ni siquiera el tiempo de dejarle a Turkey dar dos pasos más hasta la puerta, ni siquiera un cuerpo que chocase contra él, una mano que le atrapase, nada, tan solo una zancadilla.
(Johnny Guitar, Nicholas Ray)

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