martes, 10 de mayo de 2016

tiempo al tiempo



Son caballos en un prado verde y florecido, un prado en primavera, una primavera fuera del tiempo, como todas las primaveras pintadas, como todas las primaveras filmadas: pintadas en el tiempo y contra el tiempo.

Al principio de la película hay un camión que avanza por una carretera bordeada de árboles, luego viene el título, Zeit, tiempo, y luego la misma carretera, pero ahora ya no viene un camión sino un carro desastrado tirado por dos caballos, con ruedas de caucho y arrastrando no sé qué ruidoso apero de labranza, tiempo al tiempo, viaje hacia atrás, del camión al carro, pero un carro hecho de varios tiempos, madera y caucho.

Luego hay calles de un pueblo, una cigüeña, una casa, un hombre, una mujer, pañuelo amarillo en la cabeza  ella, gorra marrón él, el hombre corta hierbas, se las da a comer a un cerdo, qué cara la del cerdo que come, luego el hombre corta madera, la mujer da de comer a las gallinas, de qué irá esto, ¿los trabajos y los días?

Los trabajos y los días, sí, pero no los trabajos que podríamos esperarnos, no, porque ahora el hombre y la mujer salen de la casa llevando algo entre los dos. ¿Qué es? Parece una casa de muñecas, sí, es como una granja de muñecas hecha de madera, con su tejado y su palomar, sus animales y sus granjeros, qué sorpresa.

Y eso no es todo, hay más, figuras y figuras de madera: un carro tirado por un caballo y campesinos vestidos como de domingo, la cosecha de... no sé, debe de ser trigo, un herrero trabajando la hoja de una hoz, y más y más trabajos, llevar el ganado a la feria, quizás, batir la leche, no sé, el hombre habla de las figuras pero lo hace en húngaro y una voz lo traduce al alemán, no hay subtítulos y yo no entiendo ninguno de los dos idiomas.

El tiempo del título, Zeit, podría ser el tiempo pasado esculpiendo estas figuras, ese tiempo que no es el del trabajo productivo, que no es el del trabajo de la supervivencia, o también podría ser el tiempo pasado que parecen evocar cada una de esas figuras de madera, el mundo campesino en el que creció el hombre, trabajos, ropas y transportes que están por desaparecer, toda una memoria esculpida en madera, qué admiración por lo que esas manos son capaces de hacer...

Luego hay más, casas en pueblos y en ciudades, casas en cuyo interior hay mujeres y hombres que pintan o esculpen, imágenes del tiempo pasado, imágenes religiosas, imágenes de un mundo ideal e imágenes de dolor, y caballos, muchos caballos, era un tiempo de hombres y de animales, un tiempo que las imágenes hechas a mano han ganado al tiempo y al olvido.

Estos cuadros y esculturas y casitas son imágenes de una forma de vida cada vez más pasados, pero son también la forma sólida del tiempo dedicado a crear esas formas, tiempo hecho sólido, tiempo hecho forma y que dura ahí delante de nosotros, en esas manos que han creado, que han fabricado, y que ahora sostienen y muestran.

(Zeit, Peter Nestler)

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