domingo, 30 de agosto de 2015

un único trazo




... está ese travelling que empieza con Annie, la madre, yendo hacia Sarah Jane, la hija, que arranca como con el ímpetu amoroso y maternal de Annie, pero la adelanta para llegar antes que ella a la angustia de Sarah Jane escondida tras su libro, negándose a ver a su madre y a ser vista por ella, negándose a que sus compañeras y compañeros de clase puedan asociarlas a la una con la otra y piensen oh, esta chiquilla blanca es una chiquilla negra, el miedo de Sarah Jane a que se le desmorone ese refugio que ha conseguido crear, ese lugar en el que ella no tiene un destino trazado por el color de piel de su madre, en un instante se le va a caer ese pequeño mundo y va a sentir que siempre será así, Sarah Jane, la chiquilla negra en un tiempo y un país donde eso determina qué vida se puede y no se puede llevar, se refugia tras su libro con una vaquita dibujada, y entra la mano de Annie que deshace ese refugio, que retira el libro, ya está, ya se ha derrumbado el mundo de Sarah Jane, y lo asombroso del plano es que pueda así en un movimiento continuo filmar el amor maternal de Annie y cómo ese amor al entrar en la vida de Sarah Jane se convierte en una amenaza, y luego dejar que eche a correr Sarah Jane y en el mismo movimiento mostrarnos la crueldad de sus acciones cuando son vistas desde el amor de Annie, cómo en un único plano alcanzan a verse y a comprenderse dos deseos tan divergentes, dos dolores tan irreconciliables... 
(Imitación a la vida, Douglas Sirk)

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