viernes, 30 de marzo de 2012

¿Para qué los aspersores?



Volviendo a ver el inicio de Pola X pensé ¿qué sería de estos planos sin los aspersores? Porque parece que tampoco necesitaban tanto: moto y castillo y plano con grúa y la Deneuve y Guillaume Depardieu... Y sin embargo cada vez que sale un plano general del castillo aparecen los aspersores, no se nos vaya a secar el plano.

No es esto una crítica, al contrario, es más bien un elogio del oficio, del ojo de Carax para que le vivan los planos. Sin ese espejear del agua en movimiento su película sería otra, como sería otra Millenium Mambo sin la cortina con cuentas de colores que cuelga a la entrada de la habitación, sin ese espejear de la luz y del color. Está la acción, están los actores, y luego está algo más, el otro detalle, el movimiento de fondo.

De fondo o de frente, porque al igual que se puede ir al fondo del plano puede venir al primer, término, los personajes pueden estar delante como pueden estar detrás.

Recuerdo ahora a Renoir comentando una secuencia de La chienne, después del encuentro entre Michel Simon y el primer marido de su mujer, en la que tenía que tenerlos a los dos hablando con una pared detrás y no sabía cómo meter un poco de vida alrededor, hasta que se le ocurrió que detrás de ellos fuese bajando la cortina metálica de un comercio. Cuando parece que nada puede salvarnos, siempre quedan las cortinas.

Y de nuevo los aspersores al ver la primera de las cartas que José Luis Guerín hizo para la exposición de La dama de Corinto, carta hecha ante todo de intertítulos y planos de reproducciones de cuadros, que Guerín revitaliza y unifica proyectando sombras de ramas en movimiento, su propia cortina, sus propios aspersores, que luego evocan el movimiento de las olas y quizás también las manchas de la vieja película en Tren de Sombras, como si esas manchas no estropeasen las imágenes largo tiempo olvidadas,sino que al contrario les diesen vida. El truco no estaba limpiarlas, sino en regarlas, el truco estaba en los aspersores, que llegados a este punto ya son más, mucho más que adorno, son un truco que quizás sea la cosa misma, la magia del truco.

Todo esto iba pensando al hilo de los aspersores y preguntándome si esto vale para todos o si otros pueden, podemos, preferir jugar en campo seco. O si en el fondo los cineastas que parecen secos no será simplemente que utilizan otra forma de aspersores, y la gracia está en encontrar cómo riegan ellos sus imágenes.

4 comentarios:

  1. Un egresado de la escuela de Olmi en que bendicen la mesa antes de comer30 de marzo de 2012, 8:48

    los manguera de Alekan que pone en pie los adoquines del canal Saint-Martin
    los pies de Asakazu Nikai escondidos en un arbusto esperando la niebla que convierte a Macbeth en tumba de Macbeth
    la calle del estudio barrido por la lluvia que cruza Bogart para entrar en la librería de El sueño eterno
    el parabrisas del coche que conduce el ayudante de Al Ruban por las cataratas del Iguazú, coloreando Broadway
    la máquina de viento que deja los márgenes del encuadre de Fred Kelemen sistemáticamente demasiado peinados, para rabia del caballo
    las regadera que el meritorio dirige contra la ventana de la habitación en la que Antonio López, de noche, prepara el papel que utilizará al día siguiente (esto es bastante mejor que poner un libro del círculo de lectores al sol)

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    1. Por supuesto, por supuesto, y el meritorio que movía los foco/faros de los coches en Pierrot le Fou.

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  2. Me ha gustado mucho este post, y creo que va a gustarme mucho este blog.

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