lunes, 13 de junio de 2011

¿Por qué estamos tan tristes?



Tenía yo 16 o 17 años y un día el profesor de literatura que teníamos en el liceo, un tipo que recuerdo alto y delgado y feliz e intelectual, un tipo entregado y creo que interesado por el cine, se acercó a mí según entró en clase, en medio de las voces y el ruido de treinta alumnos, y me preguntó, a saber por qué, a saber qué cara tendría yo, a saber qué se imaginaba él, que película se montaba en la cabeza, qué traumas me imaginaba, me preguntó que por qué yo siempre parecía tan triste, o mejor dicho, que por qué yo siempre tenía cara de estar tan triste.

¿A qué vino ese impulso, sin duda bienintencionado aunque un punto novelesco? ¿De verdad tenía yo una cara tan triste? Debí de responderle que no, que no estaba triste, que es que me aburría. Lo cual, bien pensado, seria muy triste. La verdad es que sí debo de tener cara de triste. Hoy diría que estoy tan triste porque tengo cara de estar triste y no consigo cambiarla y eso me entristece mucho y me hace tener una cara aún más triste. Y desde luego que si yo no estaba triste aquel día en clase el saber que yo parecía tan triste debió de entristecerme bastante. Y hasta hoy. Hasta ahora.

El caso es que iba yo recordando esta entretenida anécdota de mi pasado al salir de ver Todos vosotros sois capitanes, de Oliver Laxe, una de esas películas buenas y raras y un punto tristes o melancólicas, un punto solitarias, que de vez en cuando nos ofrece el cine contemporáneo, a ver si sabemos qué hacer con ellas.

Iba yo pensando en todo esto porque se me quedaban las ganas de preguntarle a la película: ¿Por qué estamos tan tristes?

Iba también recordando un título de Bolaño que venía a decir lo mismo "Gente que se aleja".

¿Puede bastar esa tristeza como punto de llegada, la conciencia de esa tristeza?¿ No estaremos tan tristes porque sabemos que tenemos cara de estar muy tristes y no podemos hacer nada para cambiarlo?

¿Por qué tan solo acertamos a filmar lo que se aleja? Al inicio de la película los niños bullen frente a la cámara, parece que se la van a comer, al final se alejan de ella, un plano, y otro, y luego otro, en el que los niños se alejan de la cámara. Hasta el que es el más bello e intuimos que ese será el último, el definitivo, aunque no sea así, aunque la película todavía acierte a encontrar otra forma de alejamiento.

Antes el cineasta ha sido alejado de su propia película. (¿De qué va la película? Pues de un joven cineasta que hace en Tánger un taller de cine con unos chicos de un centro social, y nadie entiende la película que está haciendo, y los niños piden que se le aleje de la película y se van de excursión al campo.) Le han dado orden de alejamiento. A cada instante una insalvable distancia, como ese momento en que le pide a un amigo que tome su lugar y le asista y el amigo se niega y Oliver Laxe no para de preguntarle por qué.

A saber si se encuentra esas lejanías o si las va buscando. Si se descubre alejado o si busca con ahínco las pruebas de ese alejamiento y eso basta para alejarla, temores confirmados.

Porque hacer una película con niños es ir buscando lo que se aleja, es constatar una distancia insalvable, éramos lo que son y ya no seremos y que cada vez se aleja más. Una distancia que el cineasta no puede salvar y a cuyo encuentro manda a ese otro amigo que todavía sabe salvar las distancias. Magnífico personaje que el cineasta parece mirar con envidia, preguntarse por qué el puede pasar el otro lado, rebasar la lejanía, y él no. Por qué él consigue borrar la tristeza de su cara y con ella la lejanía.

La relación de la película con el celuloide es también la de una lejanía. La película es lo que desfila en la cámara y luego en el proyector, el sonido del desfilar de la cámara es el de un tren que se aleja. Lo filmado ya no volverá, en la proyección, sino como definitivamente lejano.

Cuando al final llega el color, cuando al final tras todos los planos de alejamientos, volvemos a las situaciones que preceden, ahora en silencio y en color, es porque ya está todo perdido. Porque, como se respondía en el Viejo marinero de Pessoa a la pregunta "¿eres feliz?", solo alcanzamos a decir: "Ahora empiezo a haberlo sido antes". Siempre felices a destiempo, de una felicidad triste, incompatible con la alegría. La felicidad no es alegre.

Aunque en las más tristes de las más tristes películas modernas hay a veces momentos en los que un hallazgo provoca tal alegría que uno quiere batir las palmas, quizás lo que falte en estas otras películas tristes, en todos estos alejamientos, sea esa alegría del hallazgo, esa tonalidad general que acaba volviendo monocroma la emoción de la película.

¿Qué se hizo de la alegría? ¿Recordáis aquel otro alejamiento, el del chico al final de A través de los olivos, corriendo hacia la chica, deteniéndose a hablar con ella y después volviendo a la carrera? ¿Que le diría aquella chica lejana, aquella chica lejana que a nosotros no nos dijo nada?

3 comentarios:

  1. Vaya usted a saber lo que le dijo...

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  2. Siempre he pensado que, desde el 2000, todos están tristes porque el mundo no se ha destruido. Tanto apocalipsis todo el siglo, y al final resulta que el mundo sigue adelante. Y claro, no hay quien lo aguante.

    Desde luego, hay películas tristísimas que producen una gran alegría. Es una cualidad del espectador y no de la película, claro está: la cualidad de verse afectado de alegría por una película triste. Pero claro, ¿tristeza en la temática, en la historia, en los personajes... o en la forma? ¿Cómo sería una forma triste...? Yo diría que una forma triste es aquella que no inventa, y por eso a veces hay películas de las que uno sale como derrotado, como si lo peor de la vida hubiera pasado por uno. Una forma que no inventa sería... a ver... una forma que no genera nada nuevo a partir de lo que muestra. Cuando sí se genera algo, la forma deviene alegre, y el que la percibe deviene a su vez alegre o no, eso ya depende de él, de cómo él esté hecho.

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  3. ¿Y tú qué haces ahí,
    fuera del circo, fuera
    del mundo, contemplando
    un elefante de papel pintado,
    niño de nadie, niño
    que jamás ha reido?
    JAV

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