jueves, 31 de marzo de 2011

Más animales visibles


Oí esta historia de uno que no tenía otra cosa que hacer que contarla, a mí,o a cualquier otro.

1

Contaremos una vez más la anécdota, sin duda apócrifa, de cuando Meliés descubrió el cinematógrafo de los hermanos Lumière y la toma que prefirió fue aquella del almuerzo del bebé, no por el tema en sí, sino porque detrás se podían ver las ramas de los árboles moverse, hacer visible lo invisible, el viento.

Nos la habrá recordado un plano del segundo diálogo en Esos encuentros con ellos, de Danièle Huillet y Jean Marie Straub, un plano en el que se ve a los dos personajes hablando en el bosque y el viento empieza a soplar. No es que veamos en especial las ramas, al menos no en la tele, quizás cuando la vimos en el cine sí, lo que vemos es que el mundo se vuelve extraño, se transfigura, como si se volviese superficie del agua, el mundo riela. Porque al soplar el viento se mueve las ramas y las hojas, y con ellas se agita la luz que las atraviesa. Vemos el viento pero también en la luz, primer animal visible de lo invisible.

2

En algún lugar dijo Godard, creo recordar, que para un cineasta las manos eran más importantes que la vista, que podía perder los ojos pero no las manos. Luego explicaba que eso es lo que se veía en las fotos de los directores, siempre con las manos haciendo el gesto de encuadrar. Un director, parece ser, trabaja con las manos.

O las manos hacen visible el acto de mirar.


3

Otra anécdota fundadora es la de Pagnol, que seguía las tomas no junto a la cámara o junto a los actores, sino desde el camión de sonido. (En aquellos tiempos el sonido directo era algo muy complicado y pesado y la grabación se hacia en un camión.)

De Eustache se cuenta que en el rodaje de La mamá y la puta no miraba a los actores, sino que los escuchaba con el texto en la mano y los interrumpía si se equivocaban.

Dirigir a ojo, dirigir de oídas, dirigir a mano.


4

En el último plano de Donde yace vuestra sonrisa enterrada... vemos a Jean Marie Straub y Danièle Huillet esperar el final de una proyección de Sicilia! Nos llega el sonido de la película, la música final. Se asoman al ojo de buey que da a la sala, luego ella sube unas escaleras en las que él se sienta.

El último gesto, tras haber jugado con un mechero, es el de la mano de Straub acompañando en su movimiento la conclusión de la música de la película. Acompaña la mano visible el movimiento de la música invisible. Al concluir ese gesto se corta a negro.


5

Esa mano que acompaña la música la vemos también acompañando la dicción de los actores durante una toma en Sicilia si gira, el documental que Jean Charles Fitoussi hizo sobre el rodaje de Sicilia!

Danièle Huillet, recogida sobre sí misma, junto al texto, escucha, mientras Straub va acompañando con la mano el movimiento de las palabras. Me contó Fernando Ganzo que eso mismo hacía Straub en la sala de montaje.

Straub, parece ser, también trabaja con las manos, pero estas ya no hacen visible su mirada, sino su escucha.


6

La mano que acompaña al texto en su movimiento la vemos de nuevo en Roma, único objeto de mi resentimiento, cuando la actriz lee el texto de Brecht.

Lee sentada en un sillón. En una mano tiene el texto y la otra va marcando el ritmo del texto, acompañando su movimiento.

Vemos y oímos el mismo movimiento, el del texto. La mano hace visible lo invisible, en sincronía. Como si viésemos el viento de las palabras en la mano rama.


7

En un momento muy divertido de Donde yace... Danièle Huillet hace salir al pasillo a Straub mientras ella trabaja. Ya no le vemos, pero al cabo de un rato le oímos cantar de manera extraña, algo que parece un canto japonés. Luego abre la puerta, aparece su cabeza y pregunta ¿de qué película de Mizoguchi es esto?

Entonces uno puede recordar las voces en el cine de Mizoguchi, las entonaciones, sobre todo si alguna vez las ha visto sin subtítulos, y puede llegar a pensar que la dicción en las películas de Straub y Huillet es hermana de la dicción en las películas de Mizoguchi, de aquel ritmo singular que se puede seguir con la mano. (¿De qué otros cineastas se pueden seguir las películas acompañando sus voces con la manos, como si fuesen una partitura, como si fuesen música de, pongamos, Varese? ¿Habría que seguir sus películas no solo con los ojos y los oídos, sino también con la mano?)

Me pregunto si Straub veia las películas de Mizoguchi programadas por Langlois sin subtítulos, no tengo ni idea, pero por un momento imagino que así fue, y que Straub escuchaba los diálogos sin comprender su sentido, pero convertidos en pura música, una doble partitura de imagen y sonido.

No importa que esto sea cierto o no, es más, quizás convenga que sea falso, me basta con poder imaginarlo, como un ejercicio, como una propuesta para ver de otra manera sus películas y las de Mizoguchi, para verlas con los ojos, los oídos y las manos.

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