viernes, 15 de febrero de 2019

maestros ignorantes



Hay un adulto y un niño y entre los dos todo un mundo, un mundo pequeño, un mundo que se puede llevar a mano, resulta que están en una especie de clase particular, al adulto, al joven adulto, que también es un poco estudiante todavía, está haciendo su tesis de medicina, le han liado para que ayude con los deberes al niño, que tiene que pronto tenrá que pasar exámenes para entrar en el instituto, y no sé si adivinaréis de qué es la clase que están dando, yo así a bote pronto diría geografía, soy así de simple, veo una bola del mundo y dos personas mirándola y pienso que la cosa va de geografía, pero no, para adivinar la verdad aquí siempre hay que mirar las cosas de manera un poco indirecta, si os fijáis bien podéis ver las manos de él haciendo algo sobre el mundo, algo así como medir una zona, y quizás entonces pensemos que la materia es otra, y así es, se trata de áreas y de proporciones, cuanto de tierra, cuanto de agua, pero según criterios matemáticos, hay que encontrar el resultado a partir de números, en realidad la bola del mundo está de más, la bola del mundo es la mejor manera de despistarse y no acertar a resolver el problema, pero al niño se le ocurre traerla y al profe le parece muy buena idea, al profe le va a parecer buena idea todo lo que le permita disimular que él, en realidad, no tiene ni idea, en esta película los adultos nunca saben cómo resolver los problemas matemáticos que otros adultos les ponen a los niños, qué cosa rara es toda esta matemática que nos hacen aprender y que luego muchos olvidamos, hubo un tiempo en el que sabíamos matemáticas, vaya uno a saber a dónde van a parar esos saberes, qué lugar perdido de la memoria, el caso es que tiene que venir otro niño a enseñar la manera de resolverlo, una manera matemática, una manera sin bola del mundo, y el profesor ignorante lo único que puede hacer es dejar que los niños se den clase entre ellos y disimular si entra otro adulto en la habitación, en realidad en esta película crecer parece la garantía de saber cada vez menos, lo parece casi hasta el final, los niños se ríen de los adultos, qué tontos son, si son tan tontos y aún así se las apañan en la vida entonces no hay por qué tener miedo del porvenir, lo único que hay que aprender es el arte de disimular, los adultos ocultan que no saben nada de matemáticas, los niños ocultan sus juegos, un hombre oculta que no quiere jugar al golf, una chica oculta que fuma, todo el mundo oculta algo, son de una manera y de pronto entra alguien en la habitación y se ponen a ser de otra manera y hay un personaje, una mujer que no es madre pero que es como la madre total, que todo lo vigila y todo lo ordena y nada escucha y todos los demás personajes tienen que estar haciendo las cosas  a escondidas y tejiendo alianzas del disimulo, es agobiante pensar que las cosas no se pueden solucionar, que sólo se pueden rectificar con astucias cada vez más precarias, es agobiante sentir que todo está vigilado, hay ahí como un problema matemático que nadie consigue resolver, quizás sea porque no lo están tomando por el lado adecuado, quizás sea porque piensan que el problema es de geografía cuando en realidad es de matemáticas, quizás crean que con las astucias de plantar las manos sobre la bola del mundo se puede evitar pasar por ecuaciones y demás, pero esas astucias son en realidad un poco cutres y dan soluciones cutres, soluciones que como mucho valen para ir saliendo del paso hasta que todo se desmorona y entonces, de pronto, llega una solución que no es un apaño, al fin algo cambia de verdad y ese cambio llega por una vía inesperada, una vía que nadie veía venir, llega con una bofetada, una problemática bofetada que todo lo cambia y de la que al mismo tiempo el personaje que la da dice que es una equivocación, y entonces surge lo extraño de pensar que algo es al mismo tiempo un error y una solución, y que por ser una cosa no deja de ser también la otra, qué raras son las matemáticas estas, luego un personaje hablará de que en el matrimonio hace falta algo así como "aproximación inversa" y no sabremos si la bofetada era "aproximación inversa" o lo contrario, o lo inverso de lo contrario, no sabremos en realidad qué es de veras lo que ha pasado, será tan raro como oír las explicaciones matemáticas entre los niños, y también veremos entonces cosas que quizás sean "aproximaciones inversas", veremos que va a haber un matrimonio que no veíamos venir, se nos anunciará una despedida que no veremos, todo habrá pasado ya, mientras mirábamos la bola del mundo los problemas, por su cuenta, se han arreglado, mientras parecía que los personajes los iban complicando pero en realidad los iban solucionando esos falsos ignorantes, eso personajes que parecían estar haciendo travesuras, que parecían niños a los que hay que ayudar con los deberes, pero a los que en realidad había que dejar el tiempo y el espacio para que ellos solos encontrasen la solución y nos dejasen desconcertados, nos dejasen preguntándonos qué es lo que de veras ha pasado, cómo funciona esa solución que han encontrado, mientras ellos, triunfales, cómicos, van a lo suyo, van a la habitación, van al amor.
(¿Qué olvidó la señora?, Yasujiro Ozu)

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