miércoles, 6 de diciembre de 2017

sin mar y sin fuente

Se podría empezar así, se podría empezar diciendo que este es el primer plano de la película y que en él hay un hombre con la bata o la camisa abierta, se ve en parte el pecho, de hecho ahí es donde da la luz, en el pecho y no en el rostro, en el pecho y en la copa de leche y en el cartón pascual, y esto es cosa del azar, quizás, quiero decir que el cineasta no bajó la luz para que así fuese, pero eso es lo que hay y está bien que así sea, la mitad del plano en sombra, hay así zonas de sombra en la película y también esa sensación de intimidad que dan las habitaciones un poco oscurecidas y que aquí es intimidad de verdad, la que hay entre el que filma y el que es filmado, que es ese hombre, Pedro, que tiene el pecho descubierto y unos tubos que van hasta la nariz, unos tubos que le dan oxígeno, porque tiene que estar al menos diecisiete horas al día conectado a una bombona, va con ella a todas partes, o a casi todas, y esta es una película sobre eso, sobre respirar, sobre la necesidad que tiene un cuerpo de seguir respirando, y es bastante impresionante el darse tanta cuenta de eso que normalmente hacemos sin pensar, que no paramos de hacer desde que nacemos hasta que morimos, respiro luego existo, ya no se puede reducir más, y es como si esa fuese la base de la película, un hombre que respira, que todavía sigue respirando, segundo a segundo, pero en este plano además de respirar, Pedro habla y canta, habla para decir: Mi abuelo me cantaba una copla que decía... Y luego canta esa copla, y esa copla dice: 

Carmona tiene una fuente,
con catorce o quince caños,
con un letrero que dice: 
Viva el polo sevillano.

Y todo el mundo le pide a Dios
la salud y la libertad.
Y todo el mundo le pide a Dios.
Y yo le pido la muerte,
y no me la quiere dar.

Y se podría decir que la película es eso, ese pecho descubierto, esos tubos para respirar, y al mismo tiempo la canción, al mismo tiempo el arte con el que vive, con el que ha vivido, Pedro, que aquí es cantar pero en realidad es sobre todo dibujar, y también hablar y contar y saber ver entre la basura lo que puede ser vendido y muchas otras cosas, pero ante todo pintar, hay una escena en la que visitan una exposición de pintura y él habla de los colores y luego del rojo y el verde en Van Gogh, y entonces se piensa en la transmisión, en lo que está yendo del hombre que es filmado al hombre que filma y al que apenas vemos una vez, pero al que adivinamos desde el principio mucho más joven, acompañando con la cámara a quien puede desaparecer para conservar algo pero también para aprender cosas directas y cosas indirectas, cosas de esas que uno aprende sin darse cuenta, estando al lado, y la película es como el indicio de ese aprendizaje, que uno podría tener ganas de pensar que es como una Isla del tesoro sin mar y quizás sin tesoro, una Isla del tesoro reducida a lo mínimo, el tiempo pasado juntos por un hombre más mayor y un hombre más joven, el arte que pasa de uno a otro, y esto a veces lo vemos pero sobre todo lo sentimos, como si la película fuese una pequeña zona iluminada que hace intuir una experiencia más amplia que solo podemos adivinar, y al mismo tiempo eso es siempre una película, el arte de encontrar la parte que hace intuir mucho más de lo que vemos. 

Y en realidad me he desviado, esto no lo quería decir ahora, quizás más tarde, pero bueno, ya está dicho, así que volvamos al punto donde perdí el hilo, que era en Carmona, sí, qué cosa, ¿por qué se llamará la película Carmona tiene una fuente? se podría pensar que es por pudor, que en realidad los versos de la copla que de verdad nombran lo que es la película no son los primeros sino los últimos, pero eso es algo que no se puede decir así de entrada, es algo que tiene que estar escondido, entonces ponerle de título a la película el primer verso es como decir que la clave está ahí pero que hay que esforzarse un poco más, sí, podría ser eso, pudor a la hora de hablar de lo que está de fondo, el respirar, el no respirar, la muerte, pero también podría ser que no, que el título no estuviese ahí para aludir discretamente a los últimos versos de la copla, sino para que pensemos un poco en Carmona, que nunca sale en la película, porque esto es Barcelona, pero así está Andalucía siempre de fondo, y también para que pensemos en esa fuente, yo creo que no se ve ninguna fuente en la película pero ¿cómo imagináis esa fuente de Carmona? yo la imagino en una plaza, un lugar grande y aireado donde la gente viene a cruzarse y a hablarse y a sentarse, y de eso sí que vemos bastante en la película, plazas y calles, aunque no haya fuente, vemos a Pedro caminando solo por la ciudad, con su carrito azul y su bastón, de esos momentos no voy a hablar, ya los veréis, y lo vemos también sentado en terrazas y en bancos y demás mobiliario urbano, hablando, bebiendo, fumando, hay encuentros que se repiten y otros que solo se dan una vez y que dejan un misterio, una mujer que llama a Pedro mi salvador, por ejemplo, y quizás la película lo que quiera encontrar sea también algo de eso, qué queda de Carmona, qué queda de la vida en las calles y plazas, en un ciudad como Barcelona, en una ciudad donde no paran de pasar turistas ante la cámara, los turistas son aquí eso que pasa, que no para de moverse, son como cortinillas, que parece que algún día acabarán por barrer con su pasar ese permanecer de Pedro y la gente con la que él habla, y según va avanzando la película uno empieza a tener la sensación de que cada uno de esos encuentros importa más porque se acerca el momento en el que no volverán a tener lugar, y sin embargo eso no se dice, es como el título, se habla de Carmona y de su fuente por no hablar de lo otro, cada encuentro que puede ser el último es también un encuentro más, no es diferente de los otros, como si importase eso, que hasta el último momento nunca un encuentro se diferenciase de los otros, que nunca un encuentro tuviese un tono nuevo y como si en ese seguir como siempre cuando el siempre se acaba hubiese una lección más que pasa del que es filmado al que filma y que le marca hasta el punto en el que, ahora sí, hay que cortar. 

(Carmona tiene una fuente, Antonio Trullén)

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