martes, 12 de mayo de 2015

lecciones de perspectiva


... son cuatro chimeneas que a veces parecen tres, a veces parecen dos y a veces hasta parecen una, y es la historia de un hombre pero también de una mujer, y también de otra mujer pero también de otro hombre, así hasta contar no uno, dos, tres y cuatro, sino hasta cinco y seis y siete e incluso ocho, toda historia esconde otra historia que esconde otra historia, y en el medio hay una niña, un bebé que llora y llora y no para de llorar, hasta que por fin lloran los adultos, lloran para bien, lloran para no matarse, y entonces el bebé deja de llorar y es como si cambiase la perspectiva, al desaparecer el ruido del llanto se ve que había otra cosa detrás, y esa otra cosa, chiquita y que parece que sonríe, es un ser humano, es casi como una hija, tan encariñable, sí, deja de llorar y está muy enferma, la ven ya muerta y luego vive, y de nuevo es como si cambiase la perspectiva, el haberla visto muerta y volver a verla viva al amanecer es como si la hubiese hecho nacer una segunda vez, la niña nace a la mirada de ellos, los involuntarios padre adoptivos, pero la película no para de moverse y la perspectiva vuelve a cambiar, la niña es de ellos pero ya no es de ellos, casi da vértigo, detrás de una vida hay otra vida y detrás de esa vida hay otra vida, como las chimeneas, pero el contar de las vidas no es como el de las chimeneas, nunca se detiene, la película es ante todo eso, una lección de perspectiva humana, que es infinita, vistos de este lado y luego de este otro los seres ya no son los mismos para nosotros y no lo son los unos para los otros, aunque en realidad todo esto es una historia de matrimonios, matrimonios en curso, por venir o fracasados, el matrimonio por venir es tan gracioso... se juegan el quererse o no quererse, el casarse o no casarse, a piedra, papel o tijera, y nunca pueden decidir si se quieren o no porque siempre sacan lo mismo los dos, si tú piedra yo piedra, si yo tijera tú tijera, si tú papel yo papel, y la película termina y nunca los hemos visto sino empatar...

(Dónde las chimeneas son vistas, Gosho)

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