sábado, 14 de febrero de 2015

Iván, Iván, no mires cuando meo




...Iván vive en un mundo cerrado y así no hay manera, no, si quiere tomar el aire tiene que irse a la guerra, si quiere que le dé el viento en la cara tiene que demoler ciudades del Cáucaso, y cuando no está fuera haciendo la guerra está dentro haciendo otra guerra, vive en un mundo cerrado, sí, un palacio de pasillos y bóvedas e iglesias, de paredes pintadas o de paredes grises, gris blanquecino, gris negruzco, un laberinto que sus habitantes parecen conocer al dedillo, ellos no se pierden, como mucho pierden los papeles o la vida, pero no la orientación, ellos no se pierden pero nosotros no sabemos muy bien donde estamos, somos espectadores de un mundo extraño, un mundo como de catacumbas, donde viven gentes arrugadas o pálidas o chupadas, que parecen haber vivido desde siempre ahí, haber crecido a la luz de las velas, maquinando conspiraciones de tubérculos, porque qué otra ocupación puede haber en las catacumbas, donde no llega la luz del sol, donde no llega el viento, qué otra ocupación puede haber sino la de conjurarse y conspirar...

... es un mundo de conspiraciones y de conjuras, y en ese mundo no siempre se puede hablar, no, entonces se habla con la mirada, una mirada se cruza con otra, una cabeza hace un gesto, y es una alianza o un asesinato, y ninguna palabra ha sido dicha...

... es un mundo de miradas que hablan para decir sin ser oídas, sin ser vistas, porque todo es sospecha, todos son espías, pero es también un mundo donde la mirada manda, se arma una revuelta y al zar le basta con mirar y ser visto para desbaratarla, le basta con mirar así como desde lo alto y con ser visto así como desde lo bajo, pero ay del zar si una noche en lo oscuro no es visto ni ve, si alguien se le puede acercar por la espalda a esa palabra, zar, sin ver los ojos que la animan, ay del zar entonces, pues nadie dudará en darle una puñalada por la espalda, nadie dudará en envenenar sus copas, el zar sin su mirada no es nada de nada, el zar solo puede vivir de frente o de perfil, nunca de espaldas, aunque eso bien lo sabe el zar y ay del que vista sus ropas sin tener su astucia...

(Iván el terrible)

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