domingo, 16 de noviembre de 2014

nunca oí nada tan reaccionario (de un diablo de vuestra edad)



... quizás, va diciendo el diablo, quizás Bresson mentía más que hablaba, cómo fiarse de un tipo con el pelo tan puesto, cómo fiarse de un tipo que hablaba tan raro, quizás mentía más que hablaba y sabía que no nos movemos como en sus películas, que no era cuestión de hacer que sus modelos se movieran de una manera más real, no, no era el mundo como es, el movimiento como es, sino como podría ser, como en momentos excepcionales llega a ser, también podrían servir para eso las películas, aprender a caminar, qué dulce es al terminar de ver una película de Bresson el abrir una puerta, el caminar por la calle, no nos movemos igual, sentimos que nos movemos y nuestros gestos son más sencillos y más puros y para nada inconscientes, no nos mientas, Bresson, sigue diciendo el diablo, al salir de tus películas somos de todo menos inconscientes de nuestra manera de movernos, es como si la gravedad fuera otra, y uno se quedaría colgado abriendo una puerta, uno se podría pasar horas abriendo una puerta, es casi como una caricia, y esto lo va diciendo el diablo tras volver a ver Todas las noches, que no es de Bresson, pero sí de alguien que ha visto a Bresson, de alguien que puede decir que en un poema, oígase película, se busca esa misma sensación que a veces se busca o se tiene en las iglesias, sí, y el diablo, que vive lejos de cualquier iglesia pero que hoy buscaba algo, consuelo quizás, consuelo y claridad de pensamiento, orden, como en la música, se ha quedado allí viendo la película, cada vez más triste pero con una tristeza que ya no se parece al enfado ni a la rabia sino a la tranquilidad, una tristeza que sonríe y confía, y es que aquí también andan y se mueven como si fuese otra la gravedad, y hablan también como si las palabras tuvieran otro peso, sí, el diablo ya no envidiaba la manera de andar de los personajes, sino su manera de hablar, de cuerpo presente o por carta, pero siempre de frente, siempre para decir y pensar, ni una palabra perdida, y esto tampoco es como el mundo, claro, sigue diciendo el diablo, esto es como podría ser el mundo, esto es lo que podría ser la palabra, y la película quizás no refleje lo real, ni siquiera una realidad más real, sino que sueña e inventa otra realidad, y desafía a tener un caminar más bello y un hablar más justo, sí también podrían servir para esto las películas, reaprender a hablar, e intuir que esto es posible es un consuelo, sí, como a veces sucede en las iglesias, y ahora el diablo enciende una vela porque se ha hecho de noche mientras veía la película...

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