sábado, 29 de enero de 2011
Regalos
El martes, después de navidad, de Radu Muntean
Una historia de adulterio y de separación sobre fondo de navidades, de compra de regalos de navidad. ¿O será al revés, una historia de regalos de navidad sobre fondo de adulterio?
(Cine y regalos de navidad, volvemos a El bazar de las sorpresas, como si los regalos de navidad permitiesen contar nuestra sociedad de la manera más sencilla, más terrible, más invisible. Tejido del tema del regalo en la película, declinado en todas sus formas.)
Como estar en unos grandes almacenes, rodeado de cientos de personas que compran regalos. Regalos deseados, esperados, regalos que se recibirán con indiferencia, que nadie espera, regalos carísimos o baratos, generosos o rácanos. Regalos carísimos que se recibirán con incomodidad o con entusiasmo, regalos baratos que decepcionarán o ilusionarán. Regalos que se hacen por la alegría de hacerlos, o por obligación, o para ser perdonado, o para ser querido.
Cientos de personas al mismo tiempo. Porque es la hora de hacer regalos. Una semana más tarde será demasiado tarde.
Como estar en unos grandes almacenes, desesperado de sí mismo y de los demás, sentir que se equivocan y que nos equivocamos, pero que no tenemos derecho a juzgarlos, a menospreciar las razones de sus regalos, sus miedos y sus deseos.
Regalos de amante a amante. Regalos de padres a hijos.
Regalos como señales de amor. De una persona a otra, objetos que hacen visible lo que hay "entre". Señales de un amor que quizás ya no existe, pero cuya ilusión se mantiene todavía unos días. Regalos para dar una alegría y alegrarse uno mismo. Todo lo contrario del desgarro de una separación, de la imposibilidad de separarse sin hacer sufrir al otro y sufrir uno mismo.
Ver una película y sentirla como una pregunta para la que no tenemos respuesta pero que no dejará de acompañarnos. Saber que la recordaremos cuando volvamos a estar en la tristeza sin ventanas de unos grandes alamacenes buscando regalos de Navidad.
Comprender que las cosas no son sencillas, que Papá Noel existe y son los padres. Que no porque sea los padres deja de existir.
Una película evidente y sin miedo. Sin miedo de afrontar la secuencia de la ruptura, sin trucos. Confianza en la escritura y en los actores (de ahí largos planos secuencias, sentimiento de vida, de que los personajes existen de verdad). Generosidad. Como un regalo que desgarra.
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