miércoles, 3 de julio de 2019

la herencia de la escalera

Es una escalera de una casa de vecinos, hay una chica sentada en un escalón, sombrero blanco, ukelele en las piernas, y un chico con gorra apoyado del otro lado de la barandilla, se acaban de conocer esa misma noche, en un lugar tipo parque de atracciones, y se han hablado mal, fatal, y ahora ya vemos que están enamorados, están en la escalera que lleva al piso donde vive ella con su hermano, un hermano con mal genio e ideas bien cerradas, un tipo al que veremos poco, apenas una escena, porque Borzage pasa rápido por lo que no le interesa, se toma esas libertades, y no es tan fácil que uno acierte a interesarse sólo por lo que le interesa, hace falta seguridad, o fe, o algo de eso, el caso es que pasará rápido por el hermano para poder pasar lento por otros momentos, por ejemplo este, una chica y un chico enamorados sin acertar a decírselo, despidiéndose sin acabar de separarse, pasan y pasan los minutos, es increíble, pasan siete minutos ahí, con ese amor recién nacido, aunque no es sólo eso lo que vemos, también vemos y oímos otras cosas, si os fijáis veréis que al fondo a la derecha hay una mujer, está hablando al teléfono, la chica le explica al chico que la madre de esa mujer lleva mucho tiempo enferma, y durante un tiempo la chica y el chico van a preocuparse por la mujer, que cuelga el teléfono y pasa lenta entre ellos, que les dice que no necesita nada y ellos comprenden y nosotros también que la madre ha muerto, ese preocuparse juntos por la mujer también es parte del amor que está naciendo entre ellos, claro, se están queriendo en el mundo, se están queriendo en el cuidado, y lo que sucede es que esa escalera se vuelve, durante esos minutos, algo así como el mundo entero, la imagen del mundo, sabremos que en otro piso ha nacido un bebé, oiremos a una mujer gritarle a su marido que baja, diciéndole que sobre todo no traiga cierto tipo de queso, que huele fatal, y el marido traerá justo ese queso, claro, y es como si estuviese toda una vida allí en ese edificio, en esa escalera, toda una vida con el nacimiento y la muerte y también la pobreza, la infelicidad y la vida cotidiana con su queso que huele mal y también la ruptura de la vida cotidiana, ese amor que nace entre la chica y el chico, nacimiento y muerte, infelicidad y felicidad, esa escalera es el mundo en el que ellos viven y se quieren y es un mundo hecho también de tiempo y de pasado, es un mundo en el que viven y un mundo que heredan, heredan pobreza y heredan tristeza y por mucho que se quieran no va a ser tan fácil vivir con esa herencia, con esos miedos que vienen de antes, van a necesitar tiempo más tiempo para hablarse veras que para casarse, para que el querer cuidarse el uno al otro no se convierta en una suma de secretos y de torpezas, para hacer que comunicando se espanten el uno al otro los miedos, para no callar y así multiplicar el miedo propio con el miedo del otro, y quizás todo esté ya en esta escena en la escalera, pero no basta que todo esté ya ahí, hasta la evidencia lleva su tiempo, hasta la evidencia se aprende, si es que llega a aprenderse, así que la película seguirá, de escalera en escalera, de casa en casa, de miedo en miedo, de secreto en secreto, demorándose, insistiendo, volviendo a empezar una y otra vez la belleza y los errores del amor, hasta que las cosas se vuelvan, al menos por un momento, sencillas, hasta que sintamos que quizás ahora sí están juntos, que al fin, más allá del matrimonio, llegaron el uno al otro. 
(Bad Girl, Frank Borzage)

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