miércoles, 19 de junio de 2013

El día en que Adolfo Arrieta perdió una retrospectiva en Berlín




I


1978. Año del estreno de Flammes, séptima película de Adolfo Arrieta. Un fotograma de la película servirá de portada del número de diciembre de Cahiers du cinéma. Un fotograma del último plano. Ese año la película irá al Festival de Berlín y gustará mucho a la crítica. Es su película más clásica hasta la fecha, producida por el INA. Arrieta ha escrito un guión maravilloso, un cuento. Y va a filmar una película en estado de gracia, atemporal, una película de la que se desprende una extraña calma. El secreto y selecto círculo de sus admiradores (Duras, Warhol, Biette,...) se va ensanchando cada vez más.

1978. Festival de Berlín. Flammes está gustando, los organizadores descubren a un cineasta. Extraña sensación esta de descubrir a un cineasta. Todos la hemos sentido alguna vez. Lo curioso es que la mayoría de las veces bastan solamente unos cuantos planos para darse cuenta de ello. Y Arrieta lo es sin lugar a dudas. Lo ha sido desde siempre, desde su primera película, El crimen de la pirindola. Los organizadores del festival, entusiasmados, quieren ver más. Proponen al cineasta una retrospectiva completa para el año siguiente. Arrieta, por supuesto, acepta.


II

2002. Un chico español. Vive en París. No tiene dinero. Es cinéfilo, vive en París pero no va al cine. Vivir en París, ser cinéfilo y no poder ir al cine es como ir a un burdel y pedir una coca cola. (Blas de Otero era capaz de leer a San Juan de la Cruz en los burdeles, pero eran otros tiempos). El chico está enamorado de una chica. Es su último día en París y tiene cita con ella. El chico sabe que ella tiene novio, pero bueno, hay que intentarlo. Ha reunido todo su dinero para comprarle un disco, un regalo. El chico le ha escrito un poema a la chica, lo ha puesto entre el disco y el papel de regalo. El poema habla de los ojos de la chica. El chico sólo recuerda los últimos versos: Ese azul antiguo y secreto / como los fondos de los océanos.

1978. Javier Grandes, actor fetiche y compañero sentimental de Adolfo Arrieta, tiene un accidente de moto. Puede ser grave. Además, su madre está enferma. La madre de Arrieta fue una niña prodigio. Una pianista excepcional que dejó la música por su marido. Eran otros tiempos. Las dos personas más importantes en la vida de Adolfo Arrieta están en peligro. Quienes amamos su cine estamos acostumbrados a ver estas dos cosas, a menudo unidas: El rostro de Javier Grandes y la música de fondo del piano de su madre.



III


2002. París, Bulevar Montparnasse. El chico ve llegar a la chica. No viene sola. Viene con su novio. Algo parecido a la angustia remonta por las venas del chico. Habla con los dos, disimula. No sabe qué hacer. En un momento dado, el novio va al baño. El chico piensa: tengo tres minutos para darle el regalo y declararme. Pero no lo hace, no se atreve. Se despide de la pareja y el regalo se queda en el bolsillo, vencido, como un primer plano, en inserto.

1978. Las noches en Berlín son extrañas y largas. El hilo de un teléfono no es un cordón umbilical pero puede ser una vara mágica, puede hacer aparecer la voz de algún ser querido si alguno hay. Y esa noche la pasará Adolfo Arrieta pegado al teléfono, comunicando con los vivos y los muertos. Y dejará a los organizadores del festival, en el hotel, una factura descomunal.

2002. El bulevar Montparnasse es el lugar más triste del mundo y un chico vaga por las calles con un disco en el bolsillo. Reúne el poco dinero que le queda y compra una tarjeta telefónica, mejor que un whisky, mejor que una entrada de cine. Entra en una cabina y llama a un amigo, le cuenta toda la historia, habla y habla sin parar hasta agotar el dinero de la tarjeta. Se siente mejor. Vuelve a su casa a pie.



IV


2002 El chico mandará el disco y el poema por correo desde España y recibirá dos semanas más tarde un email rechazando cortésmente su amor.

1978. Adolfo Arrieta no tendrá nunca más noticias del festival de Berlín.
 

2 comentarios:

  1. Un corrector de pruebas que les saluda calurosamente20 de junio de 2013, 2:48

    La ilustración que acompaña este artículo debería recibir el Premio Mariano de Cavia de periodismo.

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  2. Algo parecido a la angustia remonta por las venas del chico. Habla con los dos, disimula. No sabe qué hacer. En un momento dado,League of Legends Elo Boost
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