sábado, 24 de octubre de 2015

cayendo y riendo y cayendo y llorando

...la primera vez que se ven, Mary O'Donnell y Martin Maher II no se hablan, pero se les caen cosas, a él se le caen guantes de boxeo de las manos, a ella se le cae el sombrero de la cabeza al patear uno de esos guantes, no se hablan pero ya están hechos para hacer algo juntos, o para hacerlo en paralelo, tirar cosas por los suelos, por ejemplo, podrían haber sido payasos los dos juntos, al final de la escena él acaba perplejo y por los suelos de un cuadrilátero, sí, podrían haber ido de pueblo en pueblo con un circo, cayéndose y tirando cosas, pero no, no van a ir de pueblo en pueblo, al contrario, se van a quedar siempre en el mismo sitio, West Point, ellos que vinieron, cada uno por su cuenta, de lejos, muy lejos, de Irlanda, apenas salen en toda la película de la academia de West Point, y cuando necesitan al mundo exterior lo que hacen es traérselo dentro de su pequeño mundo, como hacen con el padre de Martin Maher II, Martin Maher I, que se traen a vivir a casa...
...la primera vez que se ven, Mary y Martin tiran cosas por los suelos, y Martin ya lleva un rato de película siendo un experto en ese arte, al poco de empezar ya ha roto un montón de vajilla, platos para verdura a once centavos cada uno, tazas a siete, platos pequeños a cuatro, platos de postre a nueve y soperas a noventa y cuatro, durante la primera hora y pico de la película se cae con una bandeja por un suelo recién fregado, le tiran a puñetazos en un cuadrilátero hasta echarlo fuera, se cae a una piscina en la que, maestro ignorante, enseña a nadar sin saber nadar, y también le cae encima el chorro de una tubería en curso de reparación, y todo ese caerse él y caerse cosas es una cierta idea de la felicidad, cuantas más cosas se le caigan a Martin y a sus amigos más les querremos, cuanto más nos riamos con ellos mayor será la sensación que tengamos de estar conociendo a personas de verdad, los trompazos y los chistes y los gags aceleran la presencia real de los personajes...
...y entonces llega un momento en el que cada vez caen menos objetos, y cada vez caen más vidas, la enfermedad, la vejez, la fragilidad de los cuerpos, la guerra, caídos por el tiempo, caídos por la patria, todavía hay algún objeto que cae, todavía hay alguna risa, pero cada vez menos, y además poco a poco esos momentos van doliendo, los amagos de risa son como el recuerdo de un tiempo que ya pasó, son como esa impresión que a veces se tiene de estar viviendo, como si nada hubiera pasado, en una tiempo y una vida y una alegría que en realidad acabaron hace ya años...
...y la muerte de la ya anciana Mary O'Donnell sucederá a lo lejos, allí en el porche, sentada en su sillón, vista desde el interior de la casa: a lo lejos suena la música de un desfile, la cabeza cana está inclinada, cae suavemente la mano, de la mano cae un colgante con cruz, la mano se balancea, poco a poco se queda quieta, Martin Maher II baja las escaleras,  ve esa extraña quietud, en una mano lleva una manta, en la otra lleva un vaso, ninguno de los dos se le caen...
(The Long Gray Line, John Ford)

2 comentarios:

  1. Qué escrito tan hermoso.
    No, no se le caen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias.
      También se podría haber dicho algo de cómo reaparecen Mary O'Donnell y Martin Maher I en la última secuencia, con un gesto de comedia, como si sólo ese tono pudiese resucitarlos, dar la sensación de que de veras están allí, que no son tan solo fantasmas.
      El Diablo

      Eliminar