jueves, 14 de mayo de 2015

lo malo es no saber para qué sirve la sed





A while ago somewhere
I don't know when
I was watching 
a movie with a friend
I fell in love with the actress
She was playing a part 
that I could understand.

... no es la película, no, o quizás sí, es el personaje, es la película que se confunde con el personaje, que se hace amar por el personaje, y no es que la entienda, no, al revés, es que no la entiendo, es que duele y se me escapa, entre niña y adulta, entre humana y animal, qué extraño rostro, como afilado, y un codo paralizado, como la muerte que empieza su obra en ella, como si ya se fuese volviendo piedra, pero piedra que arde, como si se le hubiese clavado allí una de esas esquirlas de hielo de la reina de las nieves, y el hielo quema, el hielo arranca la piel, el hielo se nos escapa de las manos, chica un poco chico con su gran jersey, a veces recordamos su cuerpo, a veces lo olvidamos, es un pliegue de pronto, una postura, el cuerpo aparece apenas un instante, y luego se vuelve a mover y es de nuevo esa pura línea recta, esa pura línea tensa, que arde de un amor malvado, de un amor ansioso, un amor que es el amor por un hombre pero que podría ser el amor por el mundo entero, que se vuelve un amor más allá del amor por el hombre, qué extraña historia, un amor por el hombre y por la esposa del hombre, es una sed inextinguible, una sed de años, de toda una vida, en la película se dice, en la película se insinúa, creció sin madre, y llama mamá a la mujer del hombre que ama, y se arrastra borracha a su puerta para que ella la acueste y la mime, una sed inextinguible y que todo lo seca, todo lo destruye, y cómo puede ser entonces que uno se enamore de ella, como ese chico que a veces la acompaña, que con ella brinda y habla, cómo puede uno amar a lo que se le escapa , cómo puede uno amar a esa pura línea, esa pura sed egoísta que seca y quema y llora y se emborracha y tiene un brazo de hielo, un brazo por el que la muerte va llegando, o quizás sea ese brazo, ese codo con la esquirla de hielo, quizás sea esa vieja herida, esa herida de siempre, la extraña llamada de los seres sedientos, de los seres quebrados...
(Elegía del norte, Gosho)

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