domingo, 22 de febrero de 2015

¿me contradigo?


Lo que importa ahora es que el personaje tiene razón. La película le da la razón. ¿Cómo? No teniendo ella tampoco miedo al ridículo.
El personaje tiene razón, no hay que preocuparse por el ridículo. Hay que preocuparse por muchas cosas, pero no por lo ridículo, este no es un criterio de verdad ni de mentira.
El personaje tiene razón en esa frase y está equivocado en toda la escena. Sí, se equivoca en todo lo que hace y dice y piensa, salvo esta frase.
Lo que importa ahora, en realidad, es que el personaje tiene razón en esa frase y se equivoca en todo lo demás.
Lo que importa es ese espacio abierto que se crea cuando un personaje dice una frase justa mientras se está equivocando. Nada puede llenar ese espacio. Ninguna certeza. La verdad y el error vienen mezclados y no hay manera de separarlos.
La frase, en realidad, no es brillante. La frase por sí sola, fuera de la secuencia, no existe, no importa, es banal.
Si de pronto parece importante es porque hay ficción. Es porque hay algo en juego entre él y ella y porque ellos son personajes, que es como si fueran personas, no figuras, sino personas que podemos conocer y creer comprender y luego no comprender, y quererlos y sentirnos decepcionados y volver a quererlos.
Él dice una frase justa mientras se equivoca y mientras ella tiene razón, ella no para de tener razón, una razón hiriente para el macho follador que es él, y sin embargo luego ella misma, andada la película, se quitará la razón, o más bien encontrará otra forma de razón, y ahí también se abrirá un espacio vacío y difícil de llenar, como si ella fuese una persona y luego otra, y sin embargo sigue siendo la misma y siempre tiene razón hasta que empieza a dar mucho miedo y a hacer mucho daño para acto seguido dejar de hacerlo.
Es casi una obsesión de la película, un personaje es un ser que es esto y luego resulta ser lo otro, es alguien que a pesar de todo tiene una razón para ser amado y un lugar en el que se equivoca. Sí, es casi una obsesión, una locura, el mundo entero, persona a persona, se contradice, y también, persona a persona, por muy difíciles que sean, todos pueden ser amados, aunque solo sea un instante.
Sí, crear un mundo, un pequeño mundo, un modelo a escala, un callejón de Bicêtre, un garaje y una farmacia, para poder amar, al menos un instante, a cada uno de los habitantes de ese mundo. Fabricar un modelo a escala de un amor universal.
Una locura.
Una locura contradictoria y a escala.

(Corps à coeur, Paul Vecchiali)




1 comentario:

  1. https://www.youtube.com/watch?v=-Mw7NGlO6Q0
    (cortocircuito en diagonal)

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