domingo, 29 de noviembre de 2009

Slow Water (Por qué nos gusta Michael Cimino)


Ruinas

Hacia mediados de los sesenta, cuando el cine de Hollywood llegaba a su decadencia, unos cuantos cineastas empezaron a construir desde sus ruinas, aprovechando la libertad y la confusión del final de una época, lo mejor del más reciente cine americano (Cassavetes, Newman, Robert Kramer, Hellman…). Pero hubo otros cineastas que poco tiempo después, casi en paralelo, reconstruían Hollywood (los géneros, el carácter popular del cine, las grandes producciones, etc…). Sin embargo, era ya demasiado tarde. Algo grande se había perdido para siempre. Esta grandeza, esta capacidad para dar una idea del mundo, está en parte de la obra de Cimino, cuya ambición, intimismo e intensidad pueden recordar por momentos a Griffith, a Stroheim, a Ford, a Welles.


Guionista

Cimino es también un gran guionista, en la tradición de directores que han sido guionistas antes que directores y que después han dirigido sus propios guiones. (Sturges, Wilder, Allen…). El cazador y La Puerta del cielo son dos guiones originales, dos espléndidos argumentos. Que Cimino no sólo no sea responsable de sus tres últimos proyectos sino que, además, no haya escrito ni una sola línea de esos tres guiones, explicaría en parte la menor calidad de la segunda etapa de su obra. 


Realismo sucio

Cuando Cimino irrumpe en el cine a mediados de los setenta, son los años del realismo sucio en literatura. Cimino fue amigo de Carver, con quien trabajó durante los años ochenta en un guión sobre la vida de Dostoievski. Carver escribió este poema para Cimino:


EL MALABARISTA DE LA PUERTA DEL CIELO

                                                 Para Michael Cimino


Detrás de la sucia mesa donde Kristofferson desayuna

hay una ventana que da a una calle del siglo diecinueve

en Sweetwater, Wyoming. Hay un malabarista afuera.

Lleva un sombrero de copa y una levita.

Un tirillas que mantiene tres palos en el aire. Pensad

un segundo en esto. Este malabarista. Este sorprendente

acto de las manos y la mente. Un hombre que hace

malabares para ganarse la vida. Cualquiera en su tiempo

ha visto a una estrella o un tiroteo. O a alguien que abusa

de alguien. ¡Pero un malabarista! Flota humo azul en ese

horrible café y por encima de la mesa donde dos hombres

hablan del futuro de una mujer. Y de algo,

algo relativo a la Asociación de Cattlemen.

Pero la mirada vuelve sin cesar al malabarista. A ese espectáculo

menudo. En ese momento, la difícil  situación de Ella

o el destino de los emigrantes

casi no son tan importantes como las proezas del malabarista.

¿Cómo, en cualquier caso, se coló en la escena? ¿Cuál es su historia?

Esa es la historia que quiero saber. Cualquiera puede

llevar revólver y pavonearse. O enamorarse de alguien

que ama a otra persona. Pero, por el amor de Dios, ¡hacer malabares!

Consagrar tu vida a ello, que te acompañe. Hacer malabares.      

 (Traducción de Jorge Luzán)

 

Meryl Streep

Al ver la secuencia en la que aparece por primera vez Meryl Streep en El Cazador (está en casa de su padre, con prisas, preparando algo), uno puede pensar en Maureen O'Hara en El hombre tranquilo, porque en esta película tiene una manera de moverse parecida. Creo que Cimino, consciente o inconscientemente, pudo inspirarse de Maureen O'Hara (de Ford) para el personaje de Meryl Streep, actriz que pocas veces ha estado tan bien como en esta película (recordemos también Los puentes de Madison).



Bloques, círculos

Cimino emplea una manera de concebir argumentos en la que los acontecimientos, contados por bloques de mayor o menor duración (una sorprendente forma de contraer y dilatar el tiempo, sorprendente por ser poco hollywoodiense (Daney) se interrelacionan mediante un sistema de círculos concéntricos cada vez más anchos en los que los hilos entre lo cercano y lo lejano se tejen ante nuestros ojos, en los que el mundo entero comunica consigo mismo (otra vez Daney), no sólo a través del espacio sino del tiempo. Es decir, aplicado a El Cazador: 1) Un pequeño pueblo en Estados Unidos. 2) Una comunidad de origen ruso. 3) Un historia de amor y de amistad. 4) Una guerra. 5) Un país entero. 6) Vietnam. 7) Indochina… Estos bloques están hechos sobre todo de rituales, de tiempos muertos, de trozos de vida: bodas, graduaciones, funerales, bailes… Como Pialat, como Eustache, una voluntad de entroncar con los pioneros.


We should go home again

Pero en este sistema de círculos concéntricos es posible ir hacia atrás, es posible volver. Volver a casa. Dos de las secuencias más hermosas de Cimino son secuencias en las que los protagonistas vuelven a casa. Una está en El cazador, la otra en La puerta del cielo. Contaré aquí la de El cazador, porque es uno de mis momentos preferidos del cine de Cimino.

Michael ha vuelto de Vietnam. Es la segunda noche desde que ha vuelto al pueblo y se ha instalado en un motel cerca de la carretera. Ha ido a buscar a Linda al trabajo, hermosos travellings de los dos caminando por el pueblo, la vuelta a la vida cotidiana. Llegan juntos a casa (la casa que compartía Michael con Nick). Michael dice que no puede quedarse a dormir ahí. Sale. La cámara se queda con Linda. Escuchamos en off el ruido de la puerta del coche y del motor. Linda sale corriendo. Cierra la puerta. Corte. Linda sale de la ducha, se mira en espejo, se suelta el pelo, se peina un poco. Descubrimos que estamos en el motel. Michael está tumbado en la cama. Lleva puesto el uniforme. Se ha quedado dormido. Linda se introduce en la cama sin quitarse la toalla, está algo confundida, no tiene cara de sueño, y el espectador, emocionado, adivina que iban a hacer el amor pero que no lo harán, no esa noche, y que Michael puede dormir por fin, que es seguramente el primer momento de paz que ha tenido en mucho tiempo. 

3 comentarios:

  1. Latifundio García "El Lati"30 de noviembre de 2009, 5:06

    Buenas razones.
    Otra más:
    porque hacía películas largasy anchas. Siempre me ha parecido sospechoso el reproche que se les hace a las películas que duran más de una hora y media. Al fin y al cabo los largometrajes empezaron siendo muy largos, véase Griffith, con la ambición de ser una experiencia completa para el espectador, un menú con aperitivo, entrada, plato principal, postre, café, copa y puro. El cántaro se rompió cuando le cortaron las alas a Stroheim, que pretendía democratizar el menú largo y ancho balzaciano. Películas que debían ser definitivas.
    (Seguirán más razones)

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  2. Como broma ya estaba bien: he cambiado la K de Kassavetes.
    Que conste que seguí el impulso del redactor Sirk cuando dijo: "a mí me gusta con la K".
    No sé por qué imagino que al "griego" no le hubiera importado, que lo hubiera convertido en motivo de algo. Le veo por ejemplo en el rodaje de Love Streams, en su casa, haciendo bromas sosas sobre cualquier chisme que tuviera una K, un llavero de una marca que el logo fuera una K, por ejemplo. ¿Os acordáis del chorreo continuo de la voz de Cassavetes y sus bromas sosas, maravillosas, en la primera parte de su episodio de Cinéastes de notre temps?
    Por cierto que hace un par de años salió un libro sobre el rodaje de Love Strams escrito por alguien que asistió a él. Lo tuve entonces en mis manos en una conocida librería de Barcelona, pero al día siguiente alguien se lo había llevado. Sospecho que se trató de Gonzalo de Lucas.
    Love Streams vendría a confirmar en parte lo que alguno de vosotros comenta en la entrada dos más arriba de esta. Su última película y transcurre casi exclusivamente en una casa con jardín (la casa con jardín, a menudo la suya propia, es la unidad de las películas de Cassavetes. Hasta en Shadows hay un jardín: el del MOMA). El espacio construido es claustrofóbico pero en la secuencia final hay una tormenta, que aún lo hace más claustrofóbico. Son espacios estrechos estos por los que se mueve Cassavetes, como ha sabido ver alguno de vosotros, digo los dos. ¿Recordáis varias de sus fotos, llevando la cámara y apoyado -o mejor, retorcido- contra una pared?
    Manuel: ¿a qué se parecería ese guión sobre la vida de Dostoievski por Cimino y Carver?
    Es una lástima que no exista un Cinéastes de notre temps de Cimino. Nunca es tarde.
    El enlace al libro sobre el rodaje de Love Streams: http://www.amazon.com/Cassavetes-Directs-John-Making-Streams/dp/1842432281
    Hace 11 años, Manuel lo sabe, maquetamos una hoja de cine-club con imágenes de Cassavetes y sus películas, y a mi se me ocurrió poner de pie de foto en cada una de ellas proverbios africanos sacados de un libro que andaba por ahí. Por ejemplo aparecía esa foto de Cassavetes entre la cámara y la pared de la que os hablo, y debajo pusimos: "No se burle del ave ahogada quien nunca vadeó un río". Sigo pensando que estuvo bien.

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  3. era el año 2009 (nieve en Hokaido)3 de diciembre de 2009, 2:51

    Si no recuerdo mal, José Manuel, y si no lo niega el redactor de la entrada, fue hace muchos años y la memoria puede fallar, la comparación entre Cassavetes y Cimino, y la idea de que Cassavetes es un cineasta de lo estrecho, de Londres en una habitación, y Cimino un cineasta paradójicamente documental, nos vino andando por una acera de Saint-Germain estrechada por los puestos navideños, por otra parte típico detalle festivo y popular a la Cimino.
    ¿La casa con jardín, punto común de Erice y Cassavetes? Porque para mí El sol del membrillo es, ante todo, una película sobre una casa con jardín.
    Por último certifico, por el ejemplo que das: estuvo bien.

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