viernes, 23 de diciembre de 2016

me ves y no me ves



Hay dos hombres que pelean en el ring. Uno es John L. Sullivan, el campeón mundial de los pesos pesados. El otro es James Corbett, el aspirante. John L. Sullivan es más viejo, quizás sea más fuerte, pero no es más rápido. John L. Sullivan, el campeón mundial de los pesos pesados, está perdido.
Ahí, en el ring, donde consiguió serlo todo, ahora está perdido. ¿Veis? No sabe ni dónde está su contrincante. Lo tiene a la espalda, pero John L. Sullivan mira a un lado, mira a otro, y solo ve aire, nada que golpear, porque Gentleman Jim es, también, la historia de una innovación técnica: un hombre, James Corbett, que boxea pero que podría haber sido bailarín, un hombre que sabe que también se boxea con los pies, rápido, moviéndose un lado a otro, esquivando, apareciendo y desapareciendo. A John L. Sullivan le supera dos veces el paso del tiempo: su contrincante es más joven y practica el boxeo del futuro.
Pero no era de esto de lo que quería hablar, sólo quería fijarme en lo que se ve en esta imagen, que John L. Sullivan está perdido, que no acierta a saber dónde está su contrincante, que John L. Sullivan es un poco ridículo. ¿Por qué? ¿Por qué es un poco ridículo él y no los contrincantes anteriores? ¿Por qué esta pelea final no parece la más difícil de ganar para James Corbett, al contrario? ¿Por qué parece que James Corbett tiene siempre la pelea bajo control, que no hay manera de que la pierda? Quizás, quizás, se me ocurre pensar, porque el protagonista de la secuencia no es James Corbett, es John L. Sullivan. Quizás, quizás, porque John L. Sullivan, que hasta entonces ha sido un personaje bravucón y un poco ridículo, al que podía apetecer ver caer ko, de pronto, al estar perdido en el ring, al volverse un poco ridículo, al quedarse desarmado, empezamos a verlo de otra manera, y esta secuencia no cuenta tanto el triunfo de James Corbett, que ya se veía venir, como la tragedia de John L. Sullivan. Sabíamos que John L. Sullivan perdería la pelea, lo que no sabíamos es que sentiríamos la tristeza de esa derrota casi más que la alegría de la victoria de Corbett y nos prepara para una secuencia que llegará poco después, la secuencia en la que Corbett y Sullivan se hablan y se miran y se comprenden sin necesidad ya de ponerse bravucones...
Y es que la película es rápida como el juego de pies de Corbett, me ves y no me ves, cada vez que empezamos a sentir o a creer saber algo sobre un personaje, la película cambia de tercio, crees que estoy aquí y estoy allí y de pronto te golpeo, crees estar viendo una secuencia de victoria y de pronto te golpea una sensación de derrota. Hay sitio para todos en esta película, hay tiempo para todos, un trazo y luego un contratrazo y ya existen. Entre esos quiebros hay uno que se repite varias veces, es el quiebro de hacernos ver a un personaje idiota y de pronto virarlo a la dignidad, pasa varias veces, por ejemplo, alrededor de la primera pelea de Corbett en el club Olympic, ved, ved, no voy a contarlo, cómo se llega a la profundidad por el camino de la idiotez.
(Gentleman Jim, Raoul Walsh)

5 comentarios:

  1. ¡Qué felicidad que esté usted de vuelta!
    ¡Y en qué forma!

    ResponderEliminar
  2. Oh, gracias, estábamos (estamos) con otras cosas.
    Y, jo, qué peli Gentleman Jim, se podría hablar de tantas cosas, esa secuencia al final en la que Victoria consigue decirle su frase tan bonita a Jim (eso de creo que yo le gusto más de lo que usted me gusta, pero creo que yo le amo más de lo que usted me ama), o la madre y su abrigo de piel de foca y cuando sale con vestido de alta sociedad en la secuencia en la que se mudan de casa, y la corbata de Jim que pasa al cuello de uno de sus hermanos y acaba desaparecida, o esos planos increíbles de multitudes, los de la pelea en el puerto por ejemplo, ese plano del barco al que están subidos los espectadores...

    ResponderEliminar
  3. El diablo, qué duda24 de diciembre de 2016, 3:08

    En otro orden de cosas, venga, un poco de navidad:
    https://vimeo.com/196731755

    ResponderEliminar
  4. Estimado Diablo quizás: como me dices en tu respuesta, se puede hablar de muchas cosas más (¡como si fuera insuficiente cuanto cuentas en tu entrada! …entrada que resulta uno más –será y es lo habitual, pero no me acostumbro- de esos insólitos, deslumbrantes, reveladores y emocionantes acercamientos que sueles hacer); sin tanta gracia ni perspicacia, me gustaría comentar, si no te parece mal, la primera pelea a la que, con Corbett de espectador, asistimos. Sin apenas reglas, sin despreciar las trampas, basándose sólo en la fuerza bruta, dos animales se sacuden. Llega la policía y todos (público de alta y baja ralea, organizadores, asistentes de los púgiles) huyen. Todos, menos los boxeadores, que siguen atizándose. Cuando los policías tratan de detenerlos usando con contundencia sus terribles porras, los luchadores se revuelven y pelean contra éstos. Y en cuanto encuentran un hueco se zurran entre sí.
    Lo esencial de la secuencia es su vitalidad, humor e ingenio y lo que nos queda, para nuestra felicidad, es la anécdota y los detalles anecdóticos. Sí, pero es que además, con suprema elegancia (es decir, sin remarcarlo, casi de pasada), Walsh nos ha mostrado (aparte de presentarnos y describirnos al protagonista y a un buen número de personajes) el color local, la época, las clases sociales, el tipo de boxeo que se ejecuta en esa época.
    Un último detalle: la visión de Walsh es tan amplia que excluye (por reductora, por remarcar lo evidente, por prestarse al resentimiento, por dejar patente la propia opinión) la crítica social.

    ResponderEliminar
  5. Lo de la época está muy bien y en el fondo el boxeo, el lugar del boxeo en la sociedad, es un personaje tan importante como Jim Corbett. También se ve en cómo va John L. Sullivan caminando por la calle, cómo entra en los bares. Creo haber leído que John L. Sullivan se convirtió en campeón de los pesos pesados en una época en la que todavía se peleaba a puños desnudos y perdió su título en una época en la que ya se peleaba con guantes (y que los guantes sirven para proteger los nudillos, no la cara, de eso no tenía ni idea). La película quizás tenga eso de diferente con otras de boxeo en que no solo cuenta la evolución del protagonista, sino que es el boxeo mismo el que cambia entre el principio y el final y él es parte activa de ese cambio.
    En cuanto a lo de la crítica social, al mismo tiempo hay muchas secuencias de la película que tratan de barreras sociales pero, claro, como el protagonista tiene un gran talento para saltárselas...

    ResponderEliminar