lunes, 11 de enero de 2016

ser canción


para Ángel

¿Y si ahora os digo que Ziggy Stardust es una película de manos?
Manos que maquillan y visten, manos que tocan la guitarra, manos que sujetan el micro, manos que señalan y miman, manos de Bowie tendidas hacia el público, manos del público tendidas hacia Bowie, ya lo dice la última canción, dadme vuestras manos porque sois maravillosos, sí, y sin embargo el contacto de esas manos del público tendidas hacia arriba y de esas manos de Bowie tendidas hacia abajo apenas dura un instante.
Hay gente pagada por hacer que aquello no dure más, porque si durase más, imaginamos, imaginan, Bowie sería despedazado y desintegrado en manos del público, y esas cosas ya no se hacen, así que hay tipos que con sus manos separan el grano de la paja, el Bowie del público.
Entonces puede ser que nos acordemos de ese otro momento en el que Bowie se pone en plan Marcel Marceau y mima, con sus manos mima, una pared invisible que le impide avanzar en el escenario pero que acaba abriendo, con sus manos y su esfuerzo imaginario abre esa pared invisible pero, en cambio, no puede hacer nada, parece, para abrir esa otra pared que le separa de las manos tendidas desde abajo, desde el foso ( y yo me acuerdo un poco de ese otro tipo tan guapo y tan solo, Buster Keaton en Las siete ocasiones, y las miles de esperanzas corriendo tras él, y siento un poco de angustia por cada una de esas esperanzas y por cada una de esas manos tendidas).
¿Ziggy Stardust sería una película de manos que no se encuentran?

Las canciones de Bowie que más me gustan, o que más he escuchado, o que más han sonado en mi cabeza, son canciones tristes y eufóricas y también divertidas. Qué risa y qué emoción en Space Oddity cuando una voz dice tell my wife I love her very much y la otra responde she knooooows. La emoción está también en esa gracia teatral, en el sentirse medio diva cantándola a la par, es una gracia liberadora.
Y entre esas canciones eufóricas y divertidas que tantas veces he escuchado está precisamente Rock 'n' Roll Suicide, por ejemplo en una habitación medio ruinosa de Fontenay-sous-bois mientras me iba quedando muy delgado y yo no me daba cuenta, haciendo los gestos del cigarrillo y todo eso y pasándomelo muy bien a pesar de que el resto del tiempo no me lo pasaba tan bien, y mientras la canción se iba poniendo exaltada, sobre todo cuando le hacían los coros esos de wonderful, yo iba sintiendo la mano tendida, no la mano de Bowie, sino la mano de la canción, sin barrera visible o invisible.

A donde Bowie no llega desde su escenario llegan las canciones y la verdad es que no sé si eso es suficiente, no sé qué pasa exactamente en esa chica que llora con los brazos tendidos escuchando Space Oddity. Me dio por preguntarme cómo era el mundo antes de todo esto, si es que alguna vez existió, el mundo antes de los conciertos de rock, había otras cosas antes, otras distancias, habrá otras después. Me dio un poco de pena que Bowie no pudiese caer entre el público y ser tocado y despedazado y desintegrado, que Bowie a pesar de todo tuviese un cuerpo y no pudiese volverse canción, aunque ya es mucho el poder escribirlas y tocarlas y cantarlas, claro, eso es volverse canción, eso es desintegrarse un poco y conseguir que los otros se vuelvan también un poco canción escuchándola. 

(Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, D.A. Pennebaker)

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