domingo, 17 de enero de 2016

la práctica del movimiento



La visión del movimiento produce felicidad:
caballo, atleta, pájaro.

... de todas las cosas locas de esta película tan loca que es Une femme douce, mi preferida es la noche de bodas, tan fría primero, en el restaurante, él le pone a ella el anillo, él se pone a sí mismo el anillo, y el frío color del frío vino blanco y, cuando vuelven a casa, cuando están a punto de llegar a la habitación, adivinamos lo siguiente y sentimos un poco de aprensión por la chica en esta noche hasta ahora tan fría, pero entonces ella se acelera, es una locura de aceleración escaleras arriba, y luego todo al mismo tiempo, el sonido del agua que corre allí al fondo en el baño, encender la tele con su carrera de coches, desnudarse en el baño, reaparecer cubierta tan solo por una toalla, empezar a desnudarle a él, risas, risas muy extrañas, como pegadas por encima de la realidad, dejar caer la toalla, el cuerpo desnudo de ella visto de espaldas con carrera de coches al fondo, parece un cuadro futurista, apagar la tele, ella saltando sobre la cama, el ruido de los muelles, de nuevo risas, lanzar una almohada, más y más risas bajo la sábana y la manta que cubre los cuerpos ahora desnudos de los dos recién casados, es todo una euforia muy extraña, extraña porque está compuesta de fragmentos que no parecían hechos para encontrarse, esa carrera de coches, esas risas, ese saltar sobre la cama, fragmentos irreales, lanzados a la pantalla, sin que sepamos muy bien hasta qué punto las acciones de la chica son fruto o causa de esta inesperada euforia, si ella se acelera porque se siente feliz o si se acelera para conseguir sentirse feliz, para a través de la velocidad provocar la felicidad...
(Une femme douce, Bresson)

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