jueves, 14 de julio de 2011

La chambre vide



- Deberías verla.

- ¿De quién es?

- De Dominique Baumard. Pero no creo que lo conozcas. Es joven. Es francés. Es un amigo.

- Ah, es por eso.

- No, no es por eso. En serio. Deberías verla. No se parece a nada. Tampoco son tan frecuentes las películas que no se parecen a nada, que ni siquiera se parecen a otras películas que nos e parecen a nada.

- La buscaré. ¿Cómo decías que se titulaba?

- La chambre vide. Pero no creo que la encuentres. No la estrenaron, no la pusieron en festivales, casi nadie la ha visto. La hizo en la escuela de cine. Más o menos en la escuela. Al margen. Durante dos años. En vídeo. Con actores que conocía. Rodaba en su casa en París y en casa de sus padres en el campo.

- Es una película pequeña.

- No. Sí. No, no es pequeña, está rodada con casi nada, él se ocupaba de la cámara y su novia del sonido, y cuando la novia no podía lo hacía un amigo. Está rodada en vídeo y todo eso, pero no es una película pequeña, de entrada está muy bien filmada, pero es que además es una película grande, amplia. No te lo puedes imaginar. Transcurre en tres épocas. Hay un prólogo durante la primera guerra mundial y luego dos épocas que se van alternando en el montaje, una en los setenta y otra hoy en día. Es la historia de una familia. O de una casa. Digamos por ahora que es la historia de una familia. Una línea genealógica. Rollos de atavismos. No sé cómo decirlo, cosas que se repiten. De hecho los actores se repiten. Los actores masculinos son siempre los mismos, interpretan en cada época a un personaje. Las chicas van cambiando. ¿Me explico?

- No lo sé. ¿Quieres decir que un actor X es un personaje en la primera guerra mundial, su nieto en los setenta y su bisnieto hoy en día?

- Eso es.

- Suena complicado. Suena a paja mental.

- No lo es. Así dicho puede sonar rarito, pero no lo es. Cuando ves la película es normal. Es lógico. Porque la película en el fondo va de eso, de cosas que se repiten de generación en generación, como los actores. Hay muchas cosas que se van repitiendo de una a otra. Hay una historia con una caja azul como en una película de Lynch, aunque no tiene nada de Lynch. Pero hay una caja rara. Al principio tiene cartas, luego se trafica con ella, un tráfico raro, todo es muy raro al pensarlo y al contarlo, aunque el verlo es muy sencillo, te lo aseguro. También hay una tendencia a desaparecer de los personajes, sobre todo los que interpreta uno de los actores, pero no solo, ahora que lo pienso todos los personajes desaparecen antes o después, como si viviesen en sobreimpresión. Hay también una tendencia de las mujeres a morir de cansancio y de las sábanas a no secarse. Y ahora que lo pienso esa forma de morir de las mujeres es también como si viviesen en sobreimpresión, se podría decir que todos viven en sobreimpresión, porque son un poco fantasmas, y que lo único que permanece es la casa, porque es también la historia de la casa. ¿Me sigues?

- No. Creo que no.

- Bueno, yo tampoco me sigo, pero eso tampoco está tan mal ¿no?.

- No lo sé. Tendría que verla.

- Eso es lo que te he dicho al principio, que tienes que verla. Aunque te pierdas en ella. Te da indicaciones para perderte. Pero no importa, porque la película está llena de historias, no paran de suceder cosas y de contarse cosas y aunque te pierdas puedes acabar en un claro del bosque que merezca la pena y donde nadie haya puesto el pie antes. Me pierdo. ¿Por donde iba?

- Algo sobre una casa.

- Ah sí, la casa. La película es también la historia de una casa. De hecho creo que ese fue uno de los puntos de partida de Dominique cuando escribía el guión. La casa de sus padres antes de que viviese allí su familia perteneció a de dos hermanos que la habían heredado. Se casaron con dos mujeres que no podían ni verse. Literalmente ni verse. Así que los dos hermanos, que por otra parte no tenían medios para irse a vivir a otro sitio, decidieron partir la casa en dos, hacer tabiques para poder vivir sin verse. En la peli no es así, a Dominique se le ocurre otra cosa que no te diré, algo más sencillo, no sé si porque no tiene medios ni para hacer tabiques, de todas maneras los personajes tampoco los tienen. No sé si es por eso, pero en cualquier caso la idea es muy buena, aunque mejor no te la cuento, de todas maneras vas a ver la película.

- Lo intentaré.

- ¿Lo intentarás? En serio, ¿qué te cuesta?

- Hay tantas cosas por ver.

- Sí. Y tantas cosas por no ver pero que seguro que verás en vez de ver esta, porque todos hablan de ellas, porque hay que verlas para poder opinar... En serio, no te voy a decir que la peli está muy bien hecha, que ya les gustaría a películas con más medios, que los actores son muy buenos, y que Dominique escribe como ya les gustaría a unos cuantos escritores... No me voy a poner en plan las páginas de televisión del periódico, espléndido reparto, magníficos diálogos, gran historia, buena fotografía, hermosa música... No te voy a decir que en una secuencia salgo yo haciendo el ridículo para ver si apelando al colegueo la ves. La verdad es que ya no sé qué decir. ¿Te gustó Tetro?

- No.

- ¿No te gustó Tetro?

- No. Has metido la pata.

- No, no es que se parezca a Tetro, no literalmente. Pero hay algo en común. A mí es que me gustó mucho Tetro. La vi dos o tres veces. Y se me quedaba en la cabeza. Me acordaba de ella. No como uno se suele acordar de una película, sino como si fuese un sueño. Cuando uno recuerda algo que le parece raro, que no recuerda, hasta que se da cuenta de que no es algo que le haya sucedido, no en la realidad, sino en un sueño, un sueño soñado hace tiempo. ¿Nunca te pasa?

- No creo. No te entiendo muy bien.

- Quiero decir que te acuerdas de algo que viste o hiciste pero que no te suena haber hecho o visto, y acabas por darte cuenta de que no es algo que te haya sucedido en la realidad, sino en un sueño. Y te empieza a entrar miedo porque piensas que a lo mejor lo soñado está sustituyendo a lo real. ¿Nunca te ha sucedido?

- No.

- ¿En serio?

- En serio.

- Vaya, yo creí que le pasaba a todo el mundo.

- Pues no.

- Eso quiere decir que soy raro. Que me parecen normales que a los demás les suenan raras.

- Un poco raro sí que eres.

- Vaya. Bueno, ahora me va a costar seguir. Decía que era esa sensación extraña, como recordar un sueño. Y quería decir que al recordar un sueño hay algo así como detalles muy precisos, vividos, que son los que nos hacen sentir que aquello tiene algo de real, y también una forma general aberrante, onírica. Y que a mí Tetro me parecía que era así, que había gestos de lo más sencillos y reales, sobre todo algunas miradas del chico joven, y luego cosas desmesuradas. Y que en la peli de Dominique también hay cosas así, cosas más reales que en las películas realistas, por ejemplo un diálogo desesperado sobre el cajón de las facturas, aunque sólo sea por ese momento, por todo lo que en ese detalle consigue meter de la relación entre dos hermanos, deberías de ver la película, y es sólo un ejemplo,uno entre muchos. Y luego también hay algo más amplio, extraño, desmesurado, ya te he dicho lo de la caja azul, y mucho más, todo lo del ciclo familiar infernal del que se quiere huir, aquello tiene un lado Cien años de soledad, no te lo debería de decir, no sé si has leido a García Márquez, yo hace mucho que no lo leo, y el realismo mágico está tan devaluado, pero el caso es que aquí hay influencia consciente y es buena. Pero me lío, a lo que iba, me he quedado un poco rayado con lo de los sueños, decía que como en Tetro hay cosas desmesuradas, como cuando llega con el hacha al final y todo es como una pesadilla en la que lo realmente angustioso no es el miedo, sino lo grotesco, el miedo a que la realidad y la vida propia puedan adoptar formas tan grotescas, pues en La chambre vide hay un final que también se sale de madre, se hunden en el bosque y alguien desea que todo pare, que el ciclo pare, que la sucesión de las generaciones pare, en fin, algo casi metafísico, metafísico y concreto, viene de la película, no es filosofía impostada, no es ficción, la filosofía aquí no es ficción que diría el vampiro de Ferrara, la película de verdad conduce a ese punto, invita a dar un paso más allá y la película lo da y joder la verdad es que es raro y generoso que una película vaya tan lejos como pueda sin andar pensando en lo que van a decir de ella, más preocupada por hacer pensar que por lo que piensen de ella...

-...

- No puedo más. Se me va la cabeza. ¿La vas a ver?

- Bueno.

- No lo digo por mí. No lo digo por Dominique. Ni siquiera lo digo por ti, aunque un poco sí. No sé. Lo digo por otra cosa. Algo más. Un poco de aire. Un poco de luz. Por el cine cuando no están los del cine. Por el cine cuando está tranquilo y sólo en un claro del bosque y nadie le molesta.

- Vale, vale, la veré, pero a cambio deberías callarte un poco.

- Sí. Vale. Me callo.

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