sábado, 30 de julio de 2016

ir y venir

Sandrine Bonnaire, camina como una guerrera, decía Rivette, es extraño eso, esa manera dura de caminar, seria, uno la ve y parece imparable, y sin embargo no para de pararse, de cambiar de dirección, de dudar, hay todo un plano para eso, ella en el metro que cambia de idea, o que deja poco a poco que una idea nueva llegue hasta su conciencia y acaba por bajarse para cambiar de andén, para tomar la dirección contraria.

Sí, decir algo sobre la manera de caminar, la manera de avanzar, y entonces hilarlo con todo ese desplazarse de la película, vamos en metro, vamos en tren, vamos en coche, vamos a pie, avanzamos y avanzamos, pero son avanzadas de ida y vuelta, volver a París, volver al castillo, recorrer una y otra vez el mismo camino, el mismo secreto, y a cada ida y vuelta ampliar el secreto, ampliarlo hacia adentro, descubriéndole secretos aún más escondidos, y ampliarlo hacia fuera, añadiendo secretos nuevos al viejo secreto.

Avanzando hacia el pasado, hacia lo que sucedió, los personajes no dejan de provocar que sucedan cosas nuevas, avanzan hacia el pasado, sí, pero lo hacen en el presente, lo hacen hacia el futuro y así, caminando y caminando, yendo y viniendo, desvelando los secretos de ayer, la guerrera va construyendo los secretos de mañana, se va convirtiendo ella misma en un secreto a callar, en un secreto a resolver.
(Secret défense, Rivette)

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