... no hay traiciones, no, no de veras, ni en Gertrud ni en Cuento de invierno, no se hacen esas cosas, no son como canciones de aquellas, pero sí hay últimas noches, aunque nunca las vemos, porque las últimas noches a menudo no se ven venir, la última noche que Félicie pasó con Charles, ella no sabía que haría falta un milagro para que hubiese más noches, y sobre todo están las otras últimas noches, aquellas en las que alguien ya sabe, o está a punto de saber, que esa es la última noche, y el otro no, el otro ni siquiera lo imagina, es ese momento en el que el deseo aparece bajo un aire violento y triste, porque es el deseo de uno solo, cuando todavía uno desea y el otro ya no, es la última noche que Loïc pasó con Félicie, él no lo vio venir, no sabía entonces que era la última noche, aunque tendrá derecho a un epílogo, durmamos juntos, propone ella, durmamos juntos pero no aquello, la última noche que Maxence pasó con Félicie y que no vio venir él tampoco, debía ser una noche más en la serie de las noches aseguradas, la última noche que el abogado Kaning pasó con Gertrud, él tampoco lo sabía, ya hace varias noches que no es recibido en la habitación de ella, entonces llega la ruptura y él se agarra, él exige, esta última noche la pasarás conmigo, hay gente para quién las cosas no pueden pasar sin que se sepan, hay gente que tiene que afirmar hasta el final su voluntad, pero no, claro, no hay manera, la última noche no tiene secuelas, y está la última noche que Gertrud pasó con el músico Erland Janson, que en realidad fue la única noche, y que ni siquiera fue una noche, apenas una tarde, que debía ser seguida por muchas otras, ahora es Gertrud quien no lo vio venir o, quién sabe, sí, quizás un poco, y están las lágrimas del poeta Lidman, lágrimas de última noche perdida hace ya muchos años, ya ausente y sin embargo imposible de borrar, el pasado es como un país extranjero y es difícil volver a él, es difícil cambiarlo, para eso están los porqués, para eso está el intentar comprender, así que a la última noche, a falta de poder cambiarla, a falta de poder hacer que no sea la última noche, se le intenta al menos cambiar el sentido, eso debe de ser, sí, aquello que llaman comprender, aquello que hace gemir preguntas, gemir los porqués...
(Gertrud/ Cuento de invierno)
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