I
1978. Año del estreno de Flammes, séptima película de Adolfo
Arrieta. Un fotograma de la película servirá de portada del número de diciembre
de Cahiers du cinéma. Un fotograma
del último plano. Ese año la película irá al Festival de Berlín y gustará mucho
a la crítica. Es su película más clásica hasta la fecha, producida por el INA.
Arrieta ha escrito un guión maravilloso, un cuento. Y va a filmar una película
en estado de gracia, atemporal, una película de la que se desprende una extraña
calma. El secreto y selecto círculo de sus admiradores (Duras, Warhol, Biette,...)
se va ensanchando cada vez más.
1978. Festival de Berlín. Flammes está gustando, los organizadores
descubren a un cineasta. Extraña sensación esta de descubrir a un cineasta. Todos
la hemos sentido alguna vez. Lo curioso es que la mayoría de las veces bastan
solamente unos cuantos planos para darse cuenta de ello. Y Arrieta lo es sin
lugar a dudas. Lo ha sido desde siempre, desde su primera película, El crimen de la pirindola. Los
organizadores del festival, entusiasmados, quieren ver más. Proponen al
cineasta una retrospectiva completa para el año siguiente. Arrieta, por
supuesto, acepta.
II
2002. Un chico español. Vive en
París. No tiene dinero. Es cinéfilo, vive en París pero no va al cine. Vivir en
París, ser cinéfilo y no poder ir al cine es como ir a un burdel y pedir una
coca cola. (Blas de Otero era capaz de leer a San Juan de la Cruz en los
burdeles, pero eran otros tiempos). El chico está enamorado de una chica. Es su
último día en París y tiene cita con ella. El chico sabe que ella tiene novio,
pero bueno, hay que intentarlo. Ha reunido todo su dinero para comprarle un
disco, un regalo. El chico le ha escrito un poema a la chica, lo ha puesto
entre el disco y el papel de regalo. El poema habla de los ojos de la chica. El
chico sólo recuerda los últimos versos: Ese
azul antiguo y secreto / como los fondos de los océanos.
1978. Javier Grandes, actor fetiche y
compañero sentimental de Adolfo Arrieta, tiene un accidente de moto. Puede ser
grave. Además, su madre está enferma. La madre de Arrieta fue una niña
prodigio. Una pianista excepcional que dejó la música por su marido. Eran otros
tiempos. Las dos personas más importantes en la vida de Adolfo Arrieta están en
peligro. Quienes amamos su cine estamos acostumbrados a ver estas dos cosas, a
menudo unidas: El rostro de Javier Grandes y la música de fondo del piano de su
madre.
III
2002. París, Bulevar Montparnasse. El
chico ve llegar a la chica. No viene sola. Viene con su novio. Algo parecido a
la angustia remonta por las venas del chico. Habla con los dos, disimula. No
sabe qué hacer. En un momento dado, el novio va al baño. El chico piensa: tengo
tres minutos para darle el regalo y declararme. Pero no lo hace, no se atreve.
Se despide de la pareja y el regalo se queda en el bolsillo, vencido, como un
primer plano, en inserto.
1978. Las noches en Berlín son
extrañas y largas. El hilo de un teléfono no es un cordón umbilical pero puede
ser una vara mágica, puede hacer aparecer la voz de algún ser querido si alguno
hay. Y esa noche la pasará Adolfo Arrieta pegado al teléfono, comunicando con
los vivos y los muertos. Y dejará a los organizadores del festival, en el
hotel, una factura descomunal.
2002. El bulevar Montparnasse es el
lugar más triste del mundo y un chico vaga por las calles con un disco en el
bolsillo. Reúne el poco dinero que le queda y compra una tarjeta telefónica,
mejor que un whisky, mejor que una entrada de cine. Entra en una cabina y llama
a un amigo, le cuenta toda la historia, habla y habla sin parar hasta agotar el
dinero de la tarjeta. Se siente mejor. Vuelve a su casa a pie.
IV
2002 El chico mandará el disco y el
poema por correo desde España y recibirá dos semanas más tarde un email
rechazando cortésmente su amor.
1978. Adolfo Arrieta no tendrá nunca
más noticias del festival de Berlín.
La ilustración que acompaña este artículo debería recibir el Premio Mariano de Cavia de periodismo.
ResponderEliminarAlgo parecido a la angustia remonta por las venas del chico. Habla con los dos, disimula. No sabe qué hacer. En un momento dado,League of Legends Elo Boost
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