jueves, 22 de diciembre de 2011

haciendo camino


Cuando tengamos tiempo podríamos escribir por ejemplo sobre la manera de caminar de los actores. Sobre aquellas ocasiones en las que una manera de caminar se vuelve parte del personaje, singularidad de torero reumático, como Antonio Vico en Mi tío Jacinto, una de las maneras de caminar más conmovedoras que he visto en una película. Y vender todos los movimientos de cámara del mundo, o casi todos, por una movimiento desacompasado de cadera, eso también es puesta en escena.

(Casi todos, casi todos, porque tampoco neguemos ese travelling hacia detrás casi al final de Mi tío Jacinto, cuando Antonio Vico sale de Las Ventas, mira hacia delante y ahí, en vez de darnos el contraplano, Ladislao Vajda (húngaro tenía que que ser) pasa a un plano general con Vico al fondo, y luego con un breve travelling hacia detrás nos descubre lo que está viendo, a Pablito Calvo, haciéndolo aparecer de espaldas y cerca en la parte izquierda del encuadre.)

La manera de caminar, podríamos imaginar a un cineasta que, en vez de descubrir a sus actores primero por teléfono, primero por la voz, como prefería Bresson, lo hiciese de lejos, por la manera de verlos caminar.

Aunque claro, esto del caminar es también composición, no es lo natural, es el juego, es teatro, cómo habitar un escenario, cómo dibujar con el cuerpo una forma en el espacio. Teatro, que lo estamos necesitando. Balibar yendo de diván en diván en Ne touchez pas la hache.

Podríamos hablar de la manera de andar de Antonio Vico, pero también de la manera de correr de Ching Wan Lau en Life Without Principle, de Johnnie To. Sus carreras de pasos cortos por las calles de Hong Kong, su manera de correr hermana de su manera de guiñar los ojos.

¿Qué diríamos entonces? ¿Cómo describiríamos sus pasos? ¿Por qué los describiríamos? Cual limpiabotas mirando los pies de los caminantes, buscando en ellos la clave de la persona. ¿Dónde he metido mis libros de Stanislavsky? Y sobre todo ¿por qué no terminé de leerlos? Error. Gran error.

Volvamos al principio, empecemos por caminar, primero un pie, luego el otro, si sabemos cómo camina nuestro personaje descubriremos cómo camina nuestra película.

Podríamos hablar de esto si tuviésemos tiempo, podríamos hacer listas de andares singulares.

Podríamos recordar que John Wayne movía maravillosamente la cadera en el polo norte.

Por poder podríamos.


2 comentarios:

  1. A mí me gustan los andares de Sancho en "Honor de Cavalleria", la manera que tiene de apoyar su cuerpo para generar un contrapeso y no caerse.

    Caminar es puesta en escena, ya se lo podrían haber dicho a Van Sant en "Gerry"

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  2. Léaud es bastante increíble en esto: sin ningún aplomo, pasando de puntillas por las aceras y por los encerados... Y a menudo corriendo, claro.
    Me hubiera gustado verle correr (digo que me hubiera gustado verle, no tanto el hecho de que tuviera que correr...) en el 68. Peso pluma.

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